Anna Pavlova: la leyenda del cisne

Anna Pavlova: la leyenda del cisne

Por Laura Papa


Pavlova es hoy uno de los grandes mitos del ballet del siglo XX. Los testimonios acerca de sus presentaciones, aún los que reconocen que no era una bailarina de técnica perfecta, están impregnados de la más incondicional admiración por la intérprete excepcional, capaz de conmover a los más disímiles públicos del mundo entero.

Fokincreó para ella el solo La muerte del cisne (1907) y, desde ese momento, su imagen quedaría indisolublemente ligada a la del ave. En esta obra, una miniatura coreográfica de alrededor de tres minutos, sobre la música del Cisne de El carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns, el coreógrafo sintetizó el desarrollo narrativo y lo redujo a los últimos instantes de una vida extinguiéndose. Pavlova lesugirió modificar los tradicionales port de bras que prescribían las reglas académicas e incorporar sus propios movimientos para intensificar la expresión de los aleteos del cisne agonizante. La obra fue un éxito absoluto, de ahí en más crecería el mito.

Pavlova nació en 1881. El helado mes de enero de San Petersburgo recibió a una pequeña niña prematura que –a pesar de su fragilidad– logrósobrevivir a las enfermedades típicas de la infancia y a las penurias diarias de la pobreza.

Cuando tenía ocho años su madre la llevó a una función del ballet La bella durmiente, de Petipa y Tchaikovsky. Allí, como formando parte de una cadena invisible de destinos que ella misma habría de multiplicar en el futuro, decidió su vocación para siempre. La pequeña Anna deseó fervientemente ser laprincesa Aurora al igual que, años más tarde, cientos de niñas desearían ser Pavlova. Destacadas personalidades de la danza clásica y moderna del siglo XX, bailarinas y coreógrafas como Isadora Duncan, Agnes de Mille, Doris Humphrey y Margot Fonteyn, han hablado en sus propios textos de la huella imborrable que dejaba en los espectadoras verla bailar.

Dos años tuvo que esperar para poder rendir elexamen de ingreso a la Escuela de Ballet Imperial, donde llegó a convertirse en una muchacha de aspecto frágil pero saludable, dotada de un cuello largo y grácil y de unos empeines sumamente arqueados, que otorgaban a sus piernas una línea de particular belleza. Algunos de sus maestros fueron Pavel Guerdt y Nikolai Legat, de la escuela francesa, y Enrico Cecchetti, el más famoso maestro de laescuela de Milán, que decía de ella “Yo puedo enseñar todo cuanto se relaciona con la danza, pero Pavlova sabe todo aquello que solo se aprende de Dios”.

Al terminar su formación debutó en el Teatro Maryinsky como corifea, razón por la cual nunca integró el cuerpo de baile. Velozmente fue subiendo posiciones hasta que, en 1906 fue nombrada prima ballerina. En Rusia bailó algunos de los másimportantes ballets del siglo XIX: El lago de los cisnes, La bayadera, Paquita y Giselle, rol en el que lució su expresión dramática como un sello personal.

Al año siguiente comenzaron las giras, en esa época Adolph Bolm la acompañaba como partenaire. Margot Fonteyn, la célebre estrella del Royal Ballet, menciona en uno de sus libros que durante el primer viaje de Pavlova fuera de Rusia, estando enEstocolmo, su arte causó una impresión tan sensacional, que luego de la función un grupo de caballeros desenganchó los caballos de su carruaje para arrastrarlo ellos mismos hasta el hotel, como elocuente tributo al talento de la bailarina.

Fue convocada por Diaghilev para intervenir en el debut de los Ballet Russes en París, en 1909, oportunidad en que bailó Les sylphides, de Fokin, junto a otrafigura mítica: Vaslav Nijinsky. Sin embargo, firme en sus convicciones, no acordaba con las propuestas estéticas renovadoras de los Ballets Russes. La ruptura con el grupo fue inevitable.

En 1912 se casó con el Barón Víctor Dandré, junto a quien compró en Londres una casa –Ivi House, el hogar al que regresaría en los breves intervalos entre una gira y otra– con un jardín poblado de árboles...