anonimo

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El teléfono sonaba incesantemente. En teoría él estaba preparado, pero fue incapaz de encontrar dentro de sí esa certeza que tantoanhelaba y necesitaba. ¿Era acaso posible estar listo para lo impredecible?
Ágilmente dejó tras de sí el confortable asiento en el cual aguardaba durante susturnos de guardia. Su cuerpo inmediatamente se quejó, pero el tiempo corría y casi de forma autónoma emprendió su camino.
Cruzó el umbral y la luzhirió sus ojos, sin importar que el reloj marcara las tres de la mañana. Una ceguera blanca inundó el mundo a su alrededor, pero de igual manera comenzó aandar a través del silencio y vació del largo corredor. Ya sabía a dónde se dirigía.
Exhausto por la ausencia de sueño, llegó a la lúgubre antesala gris ypudo observar el típico panorama que se le presentaba en estas situaciones. Dejó a un lado todos sus pensamientos, miró a sus colegas y finalmente se armócon su máscara e indumentaria. Mientras se colocaba los guantes pudo ver a través del cristal a su próximo paciente: un pobre joven bañado en rojo quelucha por aferrarse a la vida, debido a la mala fortuna de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Llegó la hora. Todos contaban con él. Sedetuvo frente al gran portal, convocó todo el valor posible, inhaló profundamente y sin vacilar un segundo más, empujó la puerta.




(Al fin yal cabo, son los héroes de la vida cotidiana quienes vocacionalmente trabajan para hacer el bien y “salvar el día”, ya sea un individuo a la vez)