Anonimo

Corrió dos cuadras por calle Freire hacia abajo para alcanzar aquel bus que tanto había esperado, más no alcanzó a llegar y sin aliento para seguir, puteó su suerte y se sentó en el paraderosin esperar nada, cansado.
Dejó pasar los minutos de su reloj atrasado, sacó algunas cuentas, por hoy ya había sido demasiado y mandando todo al carajo se levantó y dirigió sus pies a laplaza Perú.
Cruzó la calle pensando “por más inteligente que sea la persona, la masa en sí es estúpida e impulsiva” y sin levantar la vista y con una mano en el bolsillo y la otra pasándoselapor la barba siguió a la gente que avanzó por inercia al ver cambiar el semáforo. Al cruzar la calle sonó su teléfono y al reconocer el número, su cara se deformó en un gesto de desprecio yestrelló aquel aparato contra el pavimento, sólo para ver como un tipo en auto lo bocineaba y a la gente que a su alrededor lo miraba con cara de espanto y desconcierto, les devolvió la miradacon una sonrisa y se metió al primer pub por el que cruzó. Era jueves y las mesas de aquel local no eran del todo concurridas, eligió una mesa luego una silla y se dejo caer en ella, asegurósu mochila en otra y miró distraídamente lo que pasaban por aquellas pantallas de la pared con las manos entrelazadas esperando que nada ocurriera. Estaba en esto, cuando alguien le habló,era una mina de buen aspecto y le preguntó que se serviría,
- em, tráeme una cerveza porfa’, pidió.
- ¿de que te sirves?, preguntó.
-Stella, respondió luego de pensarlo un poco.
-¿Sólo unvaso? Preguntó con cierta extrañeza.
-Puedes traerme dos, si quieres compartirla conmigo, le sonrió.
Ella se limitó a sonreírle no sé si por cortesía o por que no se le ocurrió nada que deciral verse envuelta en aquella situación.
Luego de eso, ella se alejó a la barra, mientras le miraba el culo que se perdía entre otros bebedores y fumadores, mientras esbozaba una sonrisa.