Antes Y Despues De Hijo De Ladron Camilo Marks
de residencia, otrora un elegante sitio de esparcimiento, hoy un
espacio bullicioso y decadente, resulta tan enigmático como su
personalidad. Pero la localidad costera siempre ha ejercido una
fascinación para muchos escritores: en sus colinas está enterra.l
doVicente Huidobro y en la actualidad, el destacado y prolí+
fico novelistaPoli Délano ha fijado ahí su domicilio parciatr;
mientras participa con entusiasmo en el comité de adelanto
.r
dela zona.
Camondo y Marieta, en las ficciones postreras de Cou
anuncian, junto al tono ridículo y chocante, que ha dejado
completamente atrás la serenidad arnenazada del primer
ríodo, una veta eleglacay fantástica, mejor dicho fantas
rtca, para la cual Couve se encontraba especialmenteCabe especular cómo habna evolucionado nuestro prosista
el evento de seguir ese camino y tales lucubraciones son líci
en la medida en que dejó un legado literario tan parvo.
Flacer pronósticos en literatura siempre es absurdo y,
lo general, ellos resultan engañosos, si es que no se prestan
errores colosales.Así y todo,pese a las cortapisas que Couve
tanto fastl
impuso y que tanto sufrimiento lecausaron
-y
pueden producir en algunos lectores-, es muy probable
sus obras perduren por la sencilla rtz6n de que son
bles y porque é1 es uno de los mejores estilistas que ha
cido Chile.
CAPITULOV
Antes y después de Hijo de ladrón
La modalidad de enseñar la literatura nacional por escuelas
o según arbitrarios lineamientos generacionales fracasa ruidosamente en el caso de Manuel Rojas (1896-1,973).Hugo
Montes yJulio Orlandi, en un manual al que han acudido profesores y estudiantes durante toda la segunda mitad del siglo
y antolog{a de la literatwra chilena-, se ocupan
pasado
-Historia
de Rojas en el capítu1o más extenso de su obra (
al criollismo, incluyéndolo en la sección
Maluenda, Luis Merino Reyes, Eduardo Barrios),
podrían haber mencionado a Maúa Luisa Bombal bajo el rótulo
alencabezado
tan disímiles y dispares como Marta Brunet, Marcela Paz,María FloraYiñez o María Carolina Geel.
El sistema de las generaciones, implantado en gran medida por Cedomil Goic, y que parece tener muchos adeptos
hasta e1 día de hoy, rcsulta inexplicable para hablar de Manuel Rojas, quien clcfilritiv:ultcnte se sitúa al margen de todo
encuadramiento clct'st;t r'l:tst'. Atlcttrás, los partidarios de tales
sirtr¡rlif it';rr'iollt's - suelen discr-ltir acerca
clasificaciones
-o
rJc años y [c'chas, sill ¡rottt't.sr tlt'rtt'rlt'rtl<> t:ll tll o c:ull óp
CANON
para designar a determinados autores o autoras' Por ejemplo'
l" Ger,.errción de 1927, que algunos denominan de 1920' estaría tntegrada por los narradores nacidos entre 1890 y 1'9O4
ycompren deria,entre muchos otros, a Manuel Rojas,Alberto
Romero, Gonzal'ezYera, Salvador Reyes, Marta Brunet o Ben-
jamín Subercaseaux.
Marta Brunet y GonzáIezVera ya han ocupado un espacio
privilegiado en este libro.Y ta1 como 1o hicimos antes de de,"rr"rrto, en la primera, nos referiremos brevemente a algunos
contemporáneos de Manuel Rojas o a otros que, siendo menores que é1, publicaron en sumisma época,fueron muy leídos
y aprecizdos pero, en la actualidad, parecen abandonados por
los lectores o, por el contrario, subsisten como creadores de
importantes contribuciones literarias.
AlbertoRomero(L896-1,981),quiennaci6enelsenode
una familia de alta posición social e ingentes recursos, se inteen
resó por la existencia proletaria y los sectores desposeídos'
.rp.ád aquellos provenientes de...
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