Anticristo
En El Anticristo Nietzsche expresa, esta vez, no sólo la muerte de dios, ya anteriormente desarrollada con vigor irrebatible, sino también el carácter alienante, negativo y corruptodel cristianismo a lo largo de su negra historia. Para él la idea cristiana de Dios es uno de los más corrompidos conceptos que se hayan inventado para definir la divinidad, y señala que “tal vez represente incluso el nivel más bajo en la evolución descendente del tipo de dioses. ¡Dios, degenerado a ser la contradicción de la vida, en lugar de ser su transfiguración y su eterno sí! ¡En Dios,declarada la hostilidad a la vida, a la naturaleza, a la voluntad de vida! ¡Dios, fórmula de toda calumnia del ‘más acá’, de toda mentira del ‘más allá’! ¡En Dios, divinizada la nada, canonizada la voluntad de nada…!”.
Esta forma pertinaz y agresiva atraviesa toda la obra, donde el pensador del martillo que es Nietzsche no se detiene para nada ante los tópicos más caros del cristianismo. Su lenguajees injurioso, violento, burlón y certero. Nada del cristianismo –de esa “moral de esclavos”– queda en pie. Incluso sus conceptos de mayor peso, como la propia idea de Dios, de Cristo y de la actitud correcta del creyente quedan derribados por la puntería imbatible del filósofo.
Lo que más reprocha Nietzsche al cristianismo es esa mansedumbre decadente que va contra el hombre, contra la vida.Afirma que la forma máxima de autoenvilecimiento del hombre es el concepto cristiano del pecado. El mismo cristianismo e, para él, la más grande de todas las corrupciones imaginables, porque envenena la vida mediante la idea del pecado. Compara al cristianismo como un estado de “parasitismo”, porque se alimenta de los momentos de indigencia del alma humana. Y añade: “Esta eterna acusación contra elcristianismo voy a escribirla en todas las paredes, allí donde haya paredes; tengo letras que harán ver incluso a los ciegos… Yo llamo al cristianismo la única gran maldición, la única grande intimísima corrupción, el único gran instinto de venganza, para el cual ningún medio es bastante venenoso, sigiloso, subterráneo, pequeño; yo le llamo la única inmortal mancha deshonrosa de la humanidad…”
Aestas alturas cabe preguntarnos, sin embargo, cuál es el verdadero blanco de los ataques de Nietzsche. No se enfrenta al cristianismo por su utilidad embrutecedora, ni por su idealismo y servil aparato de coerción moral manejado por las clases dominantes, ni tampoco por el amasijo de falsedades y mentiras que conlleva al terror de los humildes y a su explotación inmisericorde; se le enfrentaprincipalmente por haberse atrevido a promover la igualdad entre los hombres, sin diferencias ni privilegios. “La refutación de Dios: en rigor, sólo se refuta el Dios moral”, señala.
Contra esta última afirmación cristiana enfila en realidad toda su artillería. Odia al cristianismo con odio utilitario; es decir, sólo en la medida en que se ha opuesto a las “diferencias naturales” que existen entreuna minoría selecta y la gran mayoría. Así escribe: “Una cultura superior sólo puede surgir allí donde haya dos castas distintas en el seno de la sociedad: la de los trabajadores y la de los ociosos, capacitados para disfrutar verdaderamente de su ocio; o, para decirlo con palabras más fuertes, la casta del trabajo forzado y la del trabajo libre.”
Es que Nietzsch es, en el fondo, como todo...
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