Antiglobalizacion al anticapitalismo
Sábado, 27 de Febrero de 2010 19:00Escrito por JOSÉ MARÍA ANTENTAS Y ESTHER. VIVAS
Y entonces llegó la crisis. El estallido de la “gran crisis” del 2008, con el hundimiento de Wall Street y la crisis financiera y bancaria, abrió un nuevo escenario para las resistencias a la globalización. La crisis puso en evidencia la cara más oscura y destructivadel capitalismo global. Lejos de una mera crisis coyuntural producto de algunos “excesos”, ésta es una verdadera crisis sistémica, una de las grandes crisis históricas del capitalismo, en la que se combinan una crisis económica, financiera, social, energética, ecológica y alimentaria.
A pesar de la retórica grandilocuente de las cumbres del G-20 en Washington, Londres y Pittsburgh y de su pompaescenográfica, las medidas adoptadas durante este año por los principales gobiernos del mundo han buscado transferir el coste de la crisis a los sectores populares, socializar las pérdidas y apuntalar los cimientos del modelo económico, sin cambios significativos del mismo, más allá de la corrección de algunos “excesos” negativos desde el punto de vista del propio funcionamiento del sistema.Contrariamente a algunas ilusiones, a menudo sacadas de lecturas poco sólidas de los años 30 y haciendo abstracción de las diferencias de contexto, no ha habido giro neokeynesiano alguno. La crisis, como indica Daniel Bensaid (2009), “es también, aunque no guste a los profetas de la salida de la crisis gracias a los prodigios de un New Deal verde, una crisis de las soluciones imaginadas para superarlas crisis pasadas.”
Bajo el impacto del shock del hundimiento de Wall Street y las medias de rescate bancario, algunas voces desde la izquierda hablaron en ese momento, de forma excesivamente optimista, del “fin del neoliberalismo”. Lo acontecido ha sido distinto. El neoliberalismo ha sufrido una crisis de legitimidad muy profunda y las falacias y contradicciones del discurso neoliberal hanquedado más al descubierto que nunca. Pero esto no significa que las políticas neoliberales estén enterradas, ni que la salida a la crisis haya comportado una ruptura con el paradigma neoliberal ni la adopción de medidas favorables a los intereses populares.
Para ello haría falta construir otra correlación de fuerzas entre capital y trabajo. No habrá reformas espontáneas desde arriba sin más. Laincapacidad para arrancar cambios significativos en las políticas dominantes se explica fundamentalmente por la debilidad de la respuesta social frente a la crisis. El desfase entre el malestar social y el descrédito del actual modelo económico y su traducción en movilización colectiva es claro. Las respuestas a la crisis, sobre todo en los centros de trabajo, son limitadas, eminentemente defensivas,de poco alcance y la mayoría, con algunas excepciones, han terminado en derrotas. Esta dinámica es favorecida, además, por la política de concertación de los grandes sindicatos.
Ante un contexto de crisis, las reacciones de los sectores populares pueden estar dominadas por el desánimo, el miedo y el egoísmo o por la rabia ante la injusticia, la movilización colectiva y la solidaridad. Puedenorientarse hacia opciones progresistas y de izquierda o girar hacia alternativas populistas y reaccionarias.
A pesar de la tibieza de la respuesta colectiva ante la crisis, no hay que sacar de ello conclusiones pesimistas o prematuras. Conviene recordar, por ejemplo, que después del crack de 1929 el movimiento obrero norteamericano tardó cuatro años en responder, a pasar a la ofensiva y sacudir elpanorama político y social del país. Estamos todavía en una primera etapa.
Las promesas de moralización del capitalismo entonadas desde hace meses y las proclamas recientes que lo peor ya pasó tienen en común el intento de negar el carácter sistémico de la crisis y de evitar que la misma abone el cuestionamiento del propio sistema económico. En septiembre del 2008, justo después de la debacle de...
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