Antimodernidad
El mismo modelo arquitectónico se repite en cada hotel-casino de Las Vegas hasta la nausea: interiores monumentales diseñados como verdaderas ciudades artificiales, la representación retórica de lugares históricos fetichizados por la industria del turismo bajo signostrivializados, la impermeabilización al mundo exterior, la eliminación de referencias espaciales y la suspensión del tiempo, la obsesiva movilización de la masa encerrada de los jugadores en campos de fuerza de diseño premeditadamente fragmentado e innecesariamente confuso, la profusión ostentosa del ornamento como instrumento de dopage comercial, la insistente simulación de naturalezas animales yvegetales domadas: todo ello se repite monótonamente de casino en casino, entre ofertas pornográficas de dinero fácil, sexo empaquetado y aventuras programadas.
Las Vegas es un gran escenario comercial. Una no-arquitectura sistemática extendida. Sus grandiosas construcciones ilustran la ausencia de un concepto de espacio, la renuncia arquitectónica a la forma, la negación absoluta de una voluntadexpresiva. Pone en escena una concepción de la construcción de la ciudad como la ingenieria de una comunicación instrumentalizada para fines comerciales. Renuncia paradigmática a la organización artística de la existencia, a cualquier experiencia artística de la realidad.
Un principio rige y compensa esta renuncia a la construcción expresiva y a la creación arquitectónica: el realismo mágico queanima el universo polimorfo de signos. Llamo realismo mágico al diseño de environments integrales como síntesis literaria, plástica y arquitectónica y musical de un objeto como signo, no como realidad expresiva. Y la configuración de estos signos como estímulos primarios y banales del consumo. Su función, como la de esas botellas de Coca-Cola transformadas en espacios comerciales, es la de sumergiren su medio total al consumidor como en una fantasía real, disolver su conciencia reflexiva, y sus valores éticos y formales, y movilizarlo sus frustraciones libidinales, sus deseos parciales, y sus construcciones simbólicas inconscientes fetichistas y perversas.
La consigna posmoderna llamada a legitimar la reducción de la arquitectura al diseño comercial era: dominio del signo sobre el espacio yredefinición de la arquitectura como acción comunicativa. Un hotel simula las estancias y los patios de villas romanas, el otro es un simulacro de los palacios árabes, el tercero cloniza el skyline de Manhattan. Se reproducen indistintamente espacios selváticos, paisajes submarinos, circos u oasis del desierto, y salones rococo. Lo realmente innovador en estas simulaciones son sus dimensiones...
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