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LA SOBERANÍA

Dice un viejo proverbio castellano “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Esto puede aplicarse, en toda su extensión y literalidad, no tan solo a nuestros políticos, sino también, y sobre todo, a tantos amigos y camaradas que suelen caer en el -a la vez- tan viejo como infantil vicio de tomar sus deseos por realidades. Gustan de esconder la cabeza bajo el ala, por supavor interno de enfrentarse a las cosas tal como son. Y esto puede aplicarse, muy concretamente, al concepto de la soberanía.

La soberanía ha ido, siempre, ligada a la idea del patriotismo, es decir, al amor a la tierra en que nacimos y vivimos, con sus vicios y sus virtudes, con sus pros y sus contras. Se ama la Patria por una única aunque decisiva razón: por que es nuestra.

Pero, ¿es quenuestra Patria todavía es nuestra? O, expresándolo en otros términos: ¿es exclusivamente nuestra? ¿tiene poder de decisión sobre su destino, es decir, es soberana?

La soberanía es la cualidad del poder político de un Estado o de un organismo que no esta sometido a ningún otro poder. La soberanía, en definitiva, reside en la Nación, considerada como una entidad real, diferenciada de los individuosque la integran, y representada, entre las demás naciones, por su gobierno. La soberanía es, por encima de todo, algo real. El concepto de legalidad que se adhiere al de Soberanía no tiene ningún valor si aquella no es real. Y lo cierto es que no es auténticamente soberano en sus decisiones quien quiere, sino quien puede. Desde que el mundo es mundo, la Soberanía se ha basado en la fuerza, y nosólo en la fuerza material. En otras palabras, sólo es realmente soberano aquél Estado, o aquella potencia, que puede tomar sus decisiones independientemente de los deseos, o incluso presiones, de los demás Estados o Fuerzas.

En todo el planeta, hoy en día, sólo hay tres Estados, y dos fuerzas políticas internacionales, que son realmente soberanas: Los Estados Unidos, que es el verdadero“Sheriff” de todo occidente y de gran parte del resto del mundo; Rusia, que continua siendo el gran gigante Euroasiático; China, a la que el Káiser alemán como “el peligro amarillo” hace ya mas de un siglo; el Sionismo, poderosísima fuerza internacional, auténtico incubo de los Estados Unidos y de todo el mundo occidental y, en parte, también del oriental y, finamente el Vaticano, cuyo reino, queteóricamente “no es de este mundo”, está en él y sus decisiones influyen, o pueden influir, decisivamente en la manera de ser o de estar –es decir, en las actitudes políticas- de mas de quinientos millones de personas. Las otras doscientas tres naciones que hay en el mundo desde Colombia hasta San Marino y desde la Gran Bretaña hasta Andorra, no tienen poder de decisión en absoluto, o, dicho en otraspalabras, no tienen soberanía. Y no la tienen por que, antes de tomar una decisión de importancia, deben contar primero con el “placet” de un poder soberano: el del Gran Hermano yanqui y su incubo israelí.






Tenemos el caso de España. No tiene una moneda propia, pues el recién nacido Euro tiene un valor fijado por el Banco Central Europeo, habiendo pasado el Bando de España a ser una especiede sucursal regional. No tiene una política exterior propia, pues cada vez más dependemos de las decisiones que se tomen en Estrasburgo, que, a su vez, debe mirar con el rabillo del ojo al Departamento de Estado en Washington. Bastará con recordar el caso de la Marcha Verde, iniciada con el beneplácito del “Sheriff”, con la consiguiente marcha atrás de las tropas españolas, el abandono de lossaharauíes a su suerte y la renuncia a nuestros fosfatos de Fos Bucra. Aunque haya un ejército español, formado por mercenarios que pueden proceder de quince países europeos y otros tantos sudamericanos, sus misiones dependen de un incipiente ejército europeo y de la OTAN liderada por los Estados Unidos. Nuestro ejercito solo servirá para “misiones de pacificación” en Bosnia, Kosovo, Afganistán...