Antologia de cuentos medievales
En los reinos de Túnez hubo un mercader natural de las partes de Hungría, el cual entre los mercaderes era el más rico que en el mundo se hallase. Y un día pasando por la plaza, vio vender una doncella cristiana que era de las partes de España. Y el viéndola ser muy hermosa, compróla al moro que la traía. Y conociendo en sugentil disposición y crianza que debía ser hijadalgo, le hizo aprender a leer y escribir y todas las ciencias que aprender pudiese. La cual se dio tanto a la virtud y estudio que sobrepasó a todos los hombres y mujeres que en aquel tiempo fuesen, así en ciencia como en música y otras infinitas maneras de artes [...] y hallándose un día el mercader en tanta miseria que cosa ninguna no tenía para mantenerse, hubo de decir a la doncella:
-Ya sabéis cómo corre sobre mi fortuna en tal manera que no me ha quedado cosa de cuanto solía tener de todos mis tesoros y haberes. No tengo cosa que venda ni empeñe, y esto es por los grandes pecados que yo he hecho y cometido a Nuestro Señor Dios, de manera que ya no me queda otra cosa sino vos. Por lo cual, hija y señora, será forzado que os tenga quevender; y Dios sabe cuánto me pesa; pero ya conocéis que yo no puedo más hacer. Por lo que mucho os ruego, hija mía señora, que me queráis aconsejar de lo que a vuestro entendimiento más le parecerá que yo deba hacer. Que según la mucha ciencia vuestra, yo tengo gran confianza que con vuestro consejo yo seré remediado y hallaré manera con que me pueda mantener y salir de mis problemas.
Y la doncellaTheodor, cuando esto oyó hablar a su señor, tuvo por ello muy gran tristeza y pesar, y bajó sus ojos a tierra y comenzó a llorar, y estuvo así un gran rato en que no habló, pensando en su corazón. Y cuando hubo bien pensado y mirado en su entendimiento el cobro que podía dar a su señor, el cual la había criado y gastado con ella de sus tesoros para enseñarle todo lo que sabía, alzó la cabeza y ledijo:
-Sed fuerte, señor mío, y no toméis cuidado de nada, y tened buena esperanza en Nuestro Señor Dios, que él os ayudará y os dará buen consejo con que salgáis de este problema y de la gran pobreza en que ahora estáis, y no os preocupéis más, que Dios os pondrá remedio. Por tanto, levantaos pronto y id para los joyeros y traedme composturas y afeites con que se afeitan las mujeres, y traedmepaños de fino color para que me vista, y los vestiré y me arreglaré con ellos. Y después que yo me arregle, me llevaréis al rey Miramamolín Almanzor, y decidle que me queréis vender. Y cuando él os pregunte que es lo que por mi queréis, respondedle de esta manera:
-Señor, yo vengo a Vuestra Alteza con gran menester que tengo con esta doncella; si os place comprármela, yo os la venderé por lo quejusto sea.
EL REY LLAMA A SUS SABIOS PARA DISPUTAR CON THEODOR
Después que el primer sabio fue vencido, se levantó el segundo y le dijo así:
-Dime, doncella, ¿me responderás a lo que yo te preguntaré?
Y ella le respondió humildemente y le dijo:
-Maestro señor, yo os responderé con la ayuda de Dios. [...]
Le preguntó:
-¿Cuál es la cosa que más envejece al hombre antes de tiempo?Respondió la doncella:
-El dormir mucho con mujeres. Porque dice Aristóteles, hablando de los lujuriosos, que toda su obra era ponzoñosa, porque los hombres daban la mejor sangre de su cuerpo, y que las mujeres daban la peor que tenían.
Y le preguntó más el sabio:
-¿Qué me dices del baño?
Le respondió la doncella:
-El baño es muy necesario para limpiarse el hombre o la mujer antes que vaya ahacer oración, y para entonces es bueno. Pero es menester que salga pronto de él, que no esté mucho deleitándose dentro.[...]
Le preguntó más el sabio:
-Dime, doncella, ¿qué es mejor, dormir con la mujer a menudo, o cuando está en razón?- [...] y la doncella le dijo que le placía de buena voluntad responderle, y dijo rápidamente al sabio:
-Sabed, señor maestro, que la mujer gentil es muy...
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