antologia parnasianismo
José M. de Heredia
Huracán, huracán, venir te siento,
Y en tu soplo abrasado
Respiro entusiasmado
Del señor de los aires el aliento.
En las alas del vientosuspendido
Vedle rodar por el espacio inmenso,
Silencioso, tremendo, irresistible
En su curso veloz. La tierra en calma
Siniestra; misteriosa,
Contempla con pavor su faz terrible.
¿Al toro nomiráis? El suelo escarban,
De insoportable ardor sus pies heridos:
La frente poderosa levantando,
Y en la hinchada nariz fuego aspirando,
Llama la tempestad con sus bramidos. (En una tempestad)Templad mi lira, dádmela, que siento
En mi alma estremecida y agitada
Arder la inspiración. ¡Oh! ¡cuánto tiempo
En tinieblas pasó, sin que mi frente
Brillase con su luz...! Niágara undoso,
Tusublime terror sólo podría
Tornarme el don divino, que ensañada
Me robó del dolor la mano impía. (Niágara)
Paul verlaine
Mi familia sueño
A menudo, las extrañas sorpresas sueño me
una mujerignota que amo y que me ama,
y que desde luego no es, en todo momento,
y no otro, sin embargo, y me ama y me entiende.
Todo mi corazón la dejo a desentrañar.
Sólo hace transparente y vigoriza,
ysi yo sufro, si el dolor de mi frente lejía,
que es la consola ideal que se extiende alrededor de mí.
El amor por la tierra
El viento de la otra noche derribado amor
en ese rincón del parque,el más misterioso,
blandiendo el traidor arco, sonrisa maliciosa,
y un día nos hace soñar con tanto fervor hizo!
La otra noche el viento amainó! El mármol
rueda a la brisa de la mañana,escaso. Y contrista
buscar el pedestal donde el nombre del artista
lee apenas la sombra de un árbol.
Stéphane mallarme
UNA NEGRA
Una negra por el demonio sacudida
Quiso en un niño triste gustar denuevos frutos
Y criminales bajo su veste agujereada.
Esta voraz prepara sus trabajos astutos;
Con su vientre compara los airosos pezones
Y allá donde la mano no consigue ascender
Eleva el...
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