Antologias - Barroco
La Celestina30 |
CALISTO.- ¡Pármeno! |
PÁRMENO.- ¿Señor? |
CALISTO.- ¿No oyes, maldito sordo? |
PÁRMENO.- ¿Qué es, señor? |
CALISTO.- A la puerta llaman; corre. |
PÁRMENO.- ¿Quién es? |
SEMPRONIO.- Abre a mí y a esta dueña. |
PÁRMENO.- Señor, Sempronio y una puta vieja alcoholada daban aquellas porradas. |
CALISTO.- ¡Calla, calla,malvado, que es mi tía; corre, corre, abre! [...] |
PÁRMENO.- ¿Por qué, señor, te matas? ¿Por qué, señor, te acongojas? ¿Y tú piensas que es vituperio en las orejas de esta el nombre que la llamé? No lo creas, que así se glorifica en oírlo, como tú cuando dicen: «Diestro caballero es Calisto». Y de más, de esto es nombrada, y por tal título conocida. Si entre cien mujeres, va alguno y dice:«¡Puta vieja!», sin ningún empacho luego vuelve la cabeza y responde con alegre cara. En los convites, en las fiestas, en las bodas, en las cofradías, en los mortuorios, en todos los ayuntamientos de gente, con ella pasan tiempo. Si pasa por los perros, a aquello suena su ladrido; si está cerca de las aves, otra cosa no cantan; si cerca los ganados, balando la pregonan; si cerca las bestias,rebuznando dicen: «¡Puta vieja!». Las ranas de los charcos otra cosa no suelen mentar. Si va entre los herreros, aquello dicen sus martillos. Carpinteros y armeros, herradores, caldereros, arcadores34, todo oficio de instrumentos forma en el aire su nombre. Cántanla los carpinteros, péinanla los peinadores; tejedores, labradores en las huertas, en las aradas, en las segadas, con ella pasan al afáncotidiano. Al perder en los tableros, luego suenan sus loores. Todas cosas que son hacen, a doquier que ella está, el tal nombre representan. ¡Oh, qué comedor de huevos asados era su marido! ¿Qué quieres más? Sino que, si una piedra topa con otra, luego suena: « ¡Puta vieja!». Lope de Rueda La carátula |
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ALAMEDA, simple. SALCEDO, su amo. | |
ALAMEDA.- ¿Acá está vuesa merced, señormosamo? |
SALCEDO.- Aquí estoy, ¿tú no lo ves? |
ALAMEDA.- Pardiez, señor, a no toparos, que no le pudiera encontrar, aunque echara más vueltas que un podenco cuando se viene a acostar. |
SALCEDO.- Por cierto, Alameda, que es negocio ese que se te puede creer fácilmente. |
ALAMEDA.- A no creerme, dijera que no estabais en vuestro juicio; pues a fe que vengo a tratar con vuesamerced un negocio que me va mucho en mi conciencia, si acaso me tiene cilicio. |
SALCEDO.- Silencio querrás decir. |
ALAMEDA.- Sí, silencio será. Pienso que.... |
SALCEDO.- Pues di lo que quieres, que el lugar harto apartado es, si ha de haber silencio o cosa de secreto. |
ALAMEDA.- ¿Hay quien nos pueda oír por aquí? Mírelo bien, porque es cosa de grande secreto. Y en topetandoque le topeté, luego le conocí que era vuesa merced como si me lo hubieran dicho al oído. |
SALCEDO.- Que te creo sin falta. |
ALAMEDA.- ¿Pues no me había de creer siendo nieto de pastelero52? |
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SALCEDO.- ¿Qué hay? Acabemos. |
ALAMEDA.- Hable quedo. |
SALCEDO.- ¿Qué aguardas? |
ALAMEDA.- Más quedo. |
SALCEDO.- Di lo que has de decir. |
ALAMEDA.- ¿No hayquien nos escuche? |
SALCEDO.- ¿No te hemos dicho que no? |
ALAMEDA.- Sabed que he hallado una cosa con que podré ser hombre de Dios en ayuso. |
SALCEDO.- ¿Cosa de hallar, Alameda? Tu compañero quiero ser. |
ALAMEDA.- No, no; solo me lo hallé, solo me lo quiero gozar, si la fortuna no me es adversa. |
SALCEDO.- Muestra qué te has hallado: enséñanoslo. |
ALAMEDA.- ¿Ha visto vuesa merced un cernícalo? |
SALCEDO.- Sí, muy bien. |
ALAMEDA.- Pues mayor es mi hallazgo, con más de veinticinco maravedís. |
SALCEDO.- ¿Es posible? Muestra a ver. |
ALAMEDA.- Ni sé si la venda, ni sé si la empeñe. |
SALCEDO.- Muestra. |
ALAMEDA.- A paso, a paso, mírela tantico. |
SALCEDO.- ¡Oh, desventurado de mí! ¿Qué todo eso era tu hallazgo? |...
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