Antología del cuento extraño
J. D. Beresford
1- El Misántropo
Leopoldo Lugones
2- La estatua de sal
Noël Devaulx
3- Alrededores de la ausencia
Oliver Onions
4- El buque fantasma
Las Mil y una Noches.
5- El hombre que soñó
Saki
6- Laura
León Tolstoi
7- Los tres staretzi
W.W. Jacobs
8- La zarpa del mono
Giovanni Papini
9- Historia completamente absurda
Rosa Chacel
10- En la ciudadde las grandes pruebas
Ambrose Bierce
11- El ahorcado
Jorge Luis Borges
12- El milagro secreto
R. H. Benson
13- El cuento del padre Meuron
Guy de Maupassant
14- El Horla
J. F. Sullivan
15- El enfermo
Morley Roberts
16- El anticipador
ANTOLOGÍA DEL CUENTO EXTRAÑO
I
Selección, traducción y noticias biográficas por Rodolfo J. Walslh
EDICIAL
Edición Impresa ©1976 by Edicial Buenos Aires, Argentina Queda hecho el depósito de Ley 11.723 I.S.B.N. 950—506—299—0
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1 El Misántropo
J. D. BERESFORD
John DAVYS BERESFORD nació en 1873, en Peterborough, Inglaterra. Murió hace algunos años. Hijo de un pastor protestante, se radicó a los 18 años en Londres, donde estudió arquitectura. Ejerció su profesiónvarios años antes de dedicarse a las letras, lo que ocurrió hacia 1906. Publicó novelas y cuentos. El más célebre de sus relatos —El Misántropo— ha recibido entre nosotros los honores del plagio. Recibe ahora el más modesto de la traducción.
Después que volví del islote y discutí el caso en sus distintos aspectos, empecé a preguntarme si aquel hombre no me habría tomado por tonto. Pero, en lomás profundo de mi conciencia, creo que no. Sin embargo, no puedo resistirme a la influencia de las risas que ha despertado mi relato. Aquí, en tierra firme, todo parece improbable, grotesco, estúpido. Pero en el islote la confesión de ese hombre resultaba absolutamente convincente. El escenario es todo, y quizá yo deba agradecer que las circunstancias que actualmente me rodean sean tan favorables ala normalidad. Nadie aprecia más que yo el misterio de la vida; pero cuando ese misterio implica dudar de uno mismo, me resulta más agradable olvidarlo. Naturalmente, no quiero creer en esa historia. De lo contrario tendría que admitir que soy un
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ser aborrecible. Y lo peor es que nunca acertaría a saber por qué soy aborrecible. Antes de mi viaje, descartada laexplicación fácil y trivial de que el hombre estaba loco, habíamos recurrido a las dos alternativas inevitables: el Crimen, el Amor Desengañado. Éramos humanos, éramos románticos, y tratábamos desesperadamente de no ser demasiado vulgares. Ya antes un hombre había intentado lo mismo, y construyó o quiso construir una casa en el peñasco de Gulland; pero antes de que transcurrieran quince días sevió derrotado en su propósito, y lo que quedó de su construcción fue sacado de la isla y convertido en una capilla de hojalata. Aún está ahí. Todos fuimos a Trevone, y meditamos en torno a ella, abrigando la vaga esperanza de que alguno de nosotros, sin saberlo, tuviera condiciones de psicometrista. Nada resultó de esa visita, salvo una ligera intensificación de aquellas teorías, que se estabanvolviendo un poco rancias. Comparamos el primitivo fracaso de treinta y cinco años atrás, la frustrada tentativa, con el éxito presente. Porque este nuevo misántropo había vívido en el Gulland todo el invierno, y aún vivía. En realidad, el
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hecho de su presencia en ese terrible peñasco era aceptado ahora por las gentes del lugar; para ellas, sólo estaba un...
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