Antonieta Rivas Mercado

Antonieta Rivas Mercado se definió como una mujer de carácter fuerte, llevada por sus pasiones y anhelos. Desde muy pequeña se diferenciaba de su hermana Alicia, quien actuaba totalmente acorde a las reglas de la alta sociedad en la que había nacido. Sin embargo Antonieta distaba de este comportamiento, desafiando las normas y desarrollando una rebeldía que la acompaño a lo largo de su vida.
Apesar de que Antonieta logró penetrar en las raíces culturales donde emergieron grupos que realzaron el nivel artístico, literario, político y filosófico de México, su vida se puede definir como una serie de altibajos que en ocasiones se torna difícil de entender.
Antonieta vivió su infancia bajo el amor e indudable protección de su padre, a quien amaba incondicionalmente y miraba con admiración.Antonio Rivas Mercado siempre la apoyaba y el sólo hecho de pensar en la idea de estar separado de ella le aterraba; depositó en Antonieta gran confianza y un fuerte amor que jamás pudo igualar con el de sus otros hijos.
En contraparte, “su madre nunca había sido, para ella, un refugio ni una fuente de cariño [...]” (p. 45). Matilde Castellanos Haaf (madre de Antonieta) desde siempre reprobabatoda decisión, acción y deseo que ella tenía. Abandonó a la familia en 1912 cuando Antonieta contaba con 12 años, forzándola a hacerse cargo de la casa y tomar el papel de madre de sus hermanos menores: Amelia y Mario, e incluso de la acompañante y ayudante de su padre. Alicia, su hermana mayor, corrió con mejor suerte hasta cierto punto; acompañó a su madre a ese sorpresivo viaje a Europa, donde letocó vivir en los más altos niveles sociales, conocer y disfrutar sin premuras, pero también le tocaría vivir la incertidumbre y los estragos de la gran guerra, justificando así la prolongación de su abandono. De tal forma, mientras la imagen materna fue olvidada con gran recelo, Antonieta encontró el amor de su padre, a quien cuidó y acompañó hasta el día de su muerte a los 73 años.
El graninflujo de ideas extranjeras en todos los ámbitos del ser humano en aquella época, las raíces y el amor hacia el territorio, la gente, las virtudes y bondades de este país cuando apenas nacía el siglo, formaron parte esencial de la educación y entendimiento de aquella familia, pero sobre todo en Antonieta, quien años más tarde se constataría al financiar y animar grupos culturales de gran relevancia,hasta consumarse como mecenas de la cultura en México del siglo XX.
De su iniciativa surgieron salones literarios, teatro experimental, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de México y el estímulo de una importante corriente plástica. Colaboró en la revista Ulises, que dirigían Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Agustín Lazo, “[...] quienes empiezan a explorar las formas y las maneras de ser dela modernidad, mucho antes de que ésta penetrara en la sensibilidad de las clases medias y desechara al México viejo.”[1]:

“[...] estos jóvenes se topaban con una mujer que desafiaba a la “subespecie femenina” con el ejemplo de su vida, su cultura y su voluntad de empresa. Nunca antes habían conocido a una mujer que les hablara de igual a igual de las lecturas que eran su coto exclusivoen este México xenófobo y nacionalista. Una inesperada mujer-Ulises que sostenía, contra viento y marea, el derecho a una moral distinta, a una cultura actual, y que no se mostraba dispuesta a subordinarse sumisamente al temperamento de sus pares, [...]” (p.96)


En dicha publicación Antonieta se debutó como escritora con una reseña bibliográfica del libro En torno a nosotras, de la españolaradicada en México Margarita Nelken. En este artículo aflora su teoría en contra del pensamiento machista.
Antonieta se encontraba en un laberinto de ideales feministas, políticos y sociales hasta topar con sus relaciones amorosas, aquellas relaciones que quizá marcaron el fin de su vida bajo la máscara de desesperación e inestabilidad; en las cuales existe un factor común en todas ellas: la...