Antonio Van Leeuwenhoek
Visitando las tiendas de óptica aprendió los rudimentos necesarios para tallar lentes; frecuentó el trato con alquimistas y boticarios, de los que observó sus métodos secretos para obtener metales de losminerales, y empezó a iniciarse en el arte de los orfebres. Era un hombre de lo más quisquilloso; no le bastaba con que sus lentes igualaran a las mejor trabajadas en Holanda, sino que tenía que superarlas; Naturalmente, sus vecinos lo tildaban de chiflado, pero aún así, y pesar de sus manos abrasadas, y llenas de ampollas, persistió en su trabajo, olvidando a su familia y sin preocuparse de susamigos.
Nuestro hombre buscaba la forma de fabricar una minúscula lente —de menos de tres milímetros de diámetro— tan perfecta que le permitiera ver las cosas más pequeñas enormemente agrandadas y con perfecta nitidez. Sí, nuestro tendero era muy inculto, pero era el único hombre en toda Holanda que sabía fabricar aquellas lentes, Naturalmente, sus vecinos lo tildaban de chiflado, pero aún así, ypesar de sus manos abrasadas, y llenas de ampollas, persistió en su trabajo, olvidando a su familia y sin preocuparse de sus amigos. Leeuwenhoek contestó al ruego de la Real Sociedad. Fue una misiva larga, escrita en holandés vulgar, con digresiones sobre cuanto existe bajo las estrellas. La carta iba encabezada así: «Exposición de algunas de las observaciones, hechas con un microscopio ideado porMíster Leeuwenhoek, referente a las materias que se encuentran en la piel, en la carne, etc.; al aguijón de una abeja, etc.» La Real Sociedad estaba absorta. Aquellos sofisticados y sabios caballeros quedaron embobados, y les hizo gracia; pero, sobre todo, la Sociedad quedó asombrada de las maravillas que Leeuwenhoek aseguraba haber visto a través de sus lentes. Al dar las gracias a Leeuwenhoek,el Secretario de la Real Sociedad le dijo que esperaba que esa su primera comunicación fuera seguida de otras. Y, lo fue, por cientos de ellas en el transcurso de cincuenta años. tomó una gotita en uno de sus tubos capilares y corrió a examinarla bajo el microscopio... ¡Sí! Allí se encontraban nadando unos cuantos bichejos...
Empezó a trajinar con pimienta seca; estornudaba, sudaba, sin conseguirgranitos
de pimienta lo suficientemente pequeños para poder examinarlos en el microscopio, hasta que, finalmente, pensó en remojar la pimienta durante varias semanas, al cabo de las cuales, con agujas muy finas, aisló una pizca de pimienta casi invisible y la introdujo con una gota de agua en uno de los tubos capilares, y entonces miró... Observó algo capaz de trastornar la cabeza al hombre máscuerdo. Se olvidó de los posibles pinchitos de la pimienta. Con el interés de un niño atento, observó las maromas de «un increíble número de animalillos de varias clases, que se movían fácil y desordenadamente de un lado a otro»
Así fue como Leeuwenhoek se tropezó con un magnífico medio de cultivo para
criar a sus nuevos y diminutos animalillos. La precisión de Leeuwenhoek les constaba: todo...
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