APOCALIPSIS_-Apocal__ptica_y_esperanza_de_los_oprimidos_de_Severino_Croatto.doc

Páginas: 28 (6971 palabras) Publicado: 5 de julio de 2013


 
Apocalíptica y esperanza de los oprimidos
(Contexto socio-político y cultural del género apocalíptico)
Severino Croatto
I. La literatura apocalíptica se desarrolló notablemente en los últimos siglos antes de Cristo y en los primeros de nuestra era. No muchos de sus textos ingresaron en el “canon” de Escrituras sagradas. Los fariseos no eran afectos a la apocalíptica, porque expresabaun canal revelatorio no manejable por la Torá. El libro de Daniel, sin embargo se recomienda a sí mismo por su primera parte (1-6), en la que se perfila la figura de un judío modélico, observante fiel de las leyes y de las costumbres del pueblo hebreo. Hay textos en el AT de fuerte tono escatológico (que no es lo mismo que “apocalíptico”) pero que no configuran propiamente una obra apocalíptica(Joel 3-4, Zacarías 9-14, Isaías 24-27, etc). Estos ofrecen imágenes y representaciones teológicas que serán ampliamente explotadas por los apocalipsis. Eso es verdad. El NT contiene más material apocalíptico que el AT: además de una obra completa como el Apocalipsis, tenemos pasajes reconocidos como apocalípticos dentro de otras obras, como el discurso sobre el fin en los tres sinópticos (Mt 24; Mc13; Lc 21), los pasajes paulinos de 1 Ts 5,13-18; 1 Cor 15,35-53 (¿y Rom 8,18-25?), o una relectura como la de 2 Ts 2,1-12. Las dos cartas a los Tesalonicenses están escritas en perspectiva apocalíptica en su totalidad por estar teñidas de los temas del Día del Señor y de la parusía: lo mismo pasa con la carta de Judas o con la 2 P. Pero en sentido propio, “apocalipsis” (cuyo rasgo describiremosdespués) es solamente el último libro del NT. El discurso escatológico de Jesús (Mt 24 y par.) es eminentemente apocalíptico por su forma y su contenido, pero está inserto en una obra (el evangelio) que no es apocalíptica y tiene un elemento esencial “desapocaliptizador” como es el reclamo de misionar (Mt 24,14; Mc 13,10; Lc 21,12ss.).
Más numerosos que los que ingresaron en el canon del AT(hebreo o griego)y en el del NT son los textos apocalípticos que quedaron fuera, pero que no por eso son menos importante. Al menos lo fueron para los grupos que lo transmitieron. El volumen y el proceso de formación de alguno de ellos son indicadores de su enorme gravitación en ciertos círculos. Tal es el caso del ENOC etiópico (así llamado por haberse conocido a través de la versión etiópica),formado por cinco libros de diferentes épocas y que tiene en total de 108 capítulos. Señal de una larga gestación de la tradición “enóquica” (apenas recogida en Gén 5,21-24), cuyo ciclo literario culmina en una composición (con cinco libros) que hace competencia al Pentateuco, ya en el siglo II aC reflexiones parecidas merecen los grandes apocalipsis que llamamos “4 de Esdras” y Apocalipsis siríaco deBaruc (ambos de fines del siglo I o II dC)que tienen una motivación político-religiosa.
 
II.1. Toda esta proliferación apocalíptica debe tener una explicación. Y ésta no está en la que suele indicarse en la literatura especializada, en la que se discute si la apocalíptica deriva de la profecía (opinión más común actualmente) o de la sabiduría (Cf. Von Rad y Otros). Hay que tener en cuenta,respecto de esta discusión, que la literatura profética ya había incorporado muchos temas y motivos sapienciales cuando se desprendió de ella la apocalíptica. Pero más relevante es el origen social de esta literatura. Leída desde una perspectiva lejana como la nuestra, o como texto dentro de un canon de Escrituras que nivela todo como “palabra de Dios” sin mayores distinciones, no representa lo mismoque cuando se la sitúa en su contexto cultural e ideológico.
Ante todo, hay un contexto socio-político y cultural. Por un lado, el dominio extranjero sobre Judá, que generaba muchas frustraciones políticas y económicas desde el exilio hasta después de formado el NT. Una de sus expresiones está en la elocuente oración de Nch. 9,36s.:
“Míranos hoy a nosotros esclavos, y en el país que habías...
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