Apolo
largos bucles negros de reflejos azulados, como los pétalos del pensamiento (kouros). El
arco es el arma por excelencia de Apolo.
Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano de la diosa Ártemis. Por tanto, es un dios de
segunda generación. Zeus, celosa de Leto, había perseguido a la joven por toda la Tierra. Cansada de escapar de la ira de la esposa de Zeus, Leto buscaba un sitio donde dar a luz
a los hijos que llevaba en su seno, pero tenía el problema de que todo la tierra se negaba
a acogerla, temiendo la cólera de Hera. Sólo una isla flotante y estéril, llamada Ortigia, o
tal vez Asteria, (la Isla de las Codornices), consintió en dar asilo a la desventurada. Fue en este lugar donde nació Apolo. Agradecido, el dios fijó la isla en el centro del mundo
griego y le dio el nombre de Delos la "brillante".
Al pie de una palmera, el único árbol en toda la isla, Leto aguardó el parto durante nueve
días y nueve noches, pues Hera retenía a su lado a Ilítia, la divinidad que preside los
partos felices. Todas las diosas, en especial Atenea, se hallaban junto a Leto, pero nada podían hacer en su favor. No obstante, Iris fue al Olimpo a rogar a Hera el alumbramiento
ofreciéndole un collar de oro y ámbar de un espesor de nueve codos. A este precio, Hera
consintió a Ilítia que finalmente descendiese del Olimpo y se encargue del parto. Leto dio
a luz primero a Ártemis, y después, con ayuda de ésta, a Apolo. En el momento de su nacimiento, unos cisnes sagrados volaron sobre la isla dando siete vueltas a su alrededor
pues era el séptimo del día del mes.
Después del parto, Zeus envió regalos a su hijo: una mitra de oro, una lira y un carro
tirado por cisnes. Luego le ordenó que fuese a Delfos, pero los cisnes lo condujeron
primero a su país, en la tierra de los Hiperbóreos, los cuales viven bajo un cielo siempre puro y que han consagrado a Apolo un culto que celebran sin cesar. Pues fue allí donde
el dios permaneció durante un año, siendo homenajeado, y regresó después a Grecia,
llegando a Delfos en pleno verano, en medio de fiestas y cantos. Incluso la naturaleza lo
festeja. De este modo, se celebraba con hecatombes todos los años en Delfos la venida
del dios.
Apolo mató en Delfos a Pitón (o Delfine), un dragón encargado de proteger un antiguo oráculo de Temis, pero que se entregaba a toda clase de desmanes en el país
(enturbiaba los manantiales y los arroyos, robaba los ganados y los aldeanos, asolaba la
fértil llanura de Crisa y asustaba a las Ninfas). En recuerdo de su hazaña, o tal vez para
aplacar la cólera del monstruo después de muerto, Apolo fundó en su honor unos juegos
fúnebres, los Juegos Píticos, celebrados en Delfos. Después se apoderó del oráculo de Temis y consagró un trípode en el santurario (el trípode es uno de los emblemas de Apolo
y la Pitia, sentada sobre él, pronuncia sus oráculos). En honor a la victoria del dios, los
habitantes de Delfos cantaron el péan, un himno en honor de Apolo. Pero una vez muerto
el dragón, Apolo tuvo que ir hasta el valle de Tempe en Tesalia para purificarse de la mancha de tal muerte. Pues bien, cada ocho años se celebraba en Delfos una solemne
fiesta conmemorando el exterminio de Pitón y la purificación de Apolo.
De aspecto hermoso, Apolo tuvo numerosos amoríos con Ninfas y con mortales. Así, amó
a la ninfa Dafne, hija del diosrío Peneo, en Tesalia. La ninfa no correspondía a sus
dioses y huyó a las montañas. Apolo la perseguía, y cuando estuvo a punto de alcanzarla, Dafne dirigió una plegaria a su padre, suplicándole que la metamorfosease para permitirle
escapar de los abrazos del dios. Su padre consintió en ello y la transformó en laurel, el
árbol consagrado a Apolo.
El dios tuvo más amoríos: con la ninfa Cirene, que engendró al semidiós Aristeo; con
Talía, una de las Musas, obtuvo la paternidad de los Coribantes, que eran demonios del ...
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