Apologia de Socrates

Páginas: 55 (13514 palabras) Publicado: 12 de mayo de 2015

Apología: 17a-18a

17a ¡Ciudadanos atenienses!1 Ignoro qué impresión habrán despertado en vosotros las palabras de mis acusadores. Han hablado tan seductoramente2 que al escucharlas, casi han conseguido deslumbrarme a mí mismo. Sin embargo, quiero demostraros que no han dicho ninguna cosa que se ajuste a la realidad. Aunque de todas las falsedades que han urdido, hay una que me deja lleno deasombro, aquella en que se decía que tenéis que precaveros de mí, y no dejaros embaucar porque soy una persona muy hábil en el arte de hablar.
Y ni siquiera la vergüenza les ha hecho enrojecer al sospechar de que les voy a desenmascarar con hechos y no con unas simples palabras. A no ser que ellos consideren orador habilidoso a aquel que sólo dice y se apoya en la verdad. Si es eso lo que quierendecir, gustosamente he de reconocer que soy orador, pero jamás en el sentido y en la manera usual entre ellos. Aunque vuelvo a insistir, que poco, por no decir nada, han dicho que sea verdad.
Y, ¡por Zeus!3, que no les seguiré el juego compitiendo con frases redondeadas, ni con bellos discursos escrupulosamente estructurados como es propio de los de su calaña, sino que voy a limitarme a decirllanamente lo que primero se me ocurra, sin rebuscar mis palabras, como si de una improvisación4 se tratara, porque estoy tan seguro de la verdad de lo que digo, que tengo bastante con decir lo justo, dígalo como lo diga. Por eso, que nadie de los aquí presentes, espere de mí, hoy, otra cosa. Porque, además, a la edad que tengo sería ridículo que pretendiera presentarme ante vosotros con rebuscadosparlamentos, propios más bien de los jovenzuelos con ilusas aspiraciones de medrar5.
Tras este preámbulo, debo haceros, y muy en serio, una petición. Y es la de que no me exijáis que use en mi defensa6 un tono y estilo diferente del que uso en el ágora7, curioseando las mesas de los cambistas o en cualquier sitio donde muchos de vosotros me habéis oído. Si estáis advertidos, después no alborotéis porello. 
Pues, ésta es mi situación: hoy es la primera vez que en mi larga vida8 comparezco ante un tribunal9 de tanta categoría como éste. Así que - y lo digo sin rodeos soy un extraño a los usos de hablar que aquí se estilan. Y si en realidad fuera uno de los tantos extranjeros que residen en Atenas, me consentiríais, e incluso excusaríais el que hablara con aquella expresión y acento propios dedonde me hubiera criado.
18 a Por eso, debo rogaros aunque creo tener el derecho a exigirlo que no os fijéis ni os importen mis maneras de hablar y de expresarme (que no dudo de que las habrá mejores y peores) y que por el contrario, pongáis atención10 exclusivamente en si digo cosas justas o no. Pues, en esto, en el juzgar, consiste la misión del juez, y en el decir la verdad, la del orador.Apología: 18b-20c
Así pues, lo correcto será que pase a defenderme11.
En Primer lugar de las que fueron las primeras acusaciones propaladas contra mí por mis antiguos acusadores y después pase a contestar las más recientes. Todos sabéis que, tiempo ha, surgieron detractores míos, que nunca dijeron nada cierto y es a éstos a los que más temo, incluso más que al propio Anitos12 y a los de su comparsa,aunque también esos sean de cuidado. Pero lo son más, atenienses, los que tomándoos a muchos de vosotros desde niños os persuadían y me acusaban mentirosamente diciendo que hay un tal Sócrates, sabio, que se ocupa de las cosas celestes13, que investiga todo lo que hay bajo la tierra y que hace más fuerte el argumento más débil. Estos, son, de entre mis acusadores, a los que más temo por la malafama que me han creado y porque los que les han oído están convencidos de que quienes investigan tales asuntos tampoco creían que existan dioses. Y habría de añadir que estos acusadores son muy numerosos y que me están acusando desde hace muchos años, con la agravante de que se dirigieron a vosotros cuando erais niños o adolescentes y por ello más fácilmente manipulables, iniciando un auténtico...
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