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Ambos desafíos: tanto lapersistencia de enfermedades erradicadas en los países desarrollados, así como la irrupción de enfermedades crónicas que compartimos con aquellos, plantean retos distintos, pero igualmente urgent es, a nuestros sistemas de provisión de cuidados de salud. Por una parte, aquella mortalidad relacionada con enfermedades para las cuales existen terapias probadamente efectivas, algunas de ellasnotoriamente baratas, revela en ocasiones el presupuesto misérrimo que es asignado al sector salud en numerosos países del Tercer Mundo, pero trasunta, asimismo, la falta de conocimiento sobre las mejores estrategias para organizar en forma eficiente los cuidados de salud en ambientes de deprivación social. Que la generación de este conocimiento requiere de una aproximación de buena calidadmetodológica, desde la óptica científica, es algo que recién los últimos años hemos ido reconociendo, arrebatando para la ciencia un terreno que era propiedad de la opinión y la especulación. Este reto aún está pendiente en buena parte de nuestra Región. Basta, para ilustrar esta afirmación, examinar la proporción del total de fondos que se invierten en investigación científica, que son destinados a investigar la efectividad de los sistemas de organización de cuidados de salud, particularmente aquellos dirigidos a los más pobres. Mientras no superemos este reto, buena parte de nuestras políticas de reforma de los sistemas sanitarios seguirán siendo experimentación no controlada y las políticas de ellas derivadas, intervenciones de efectividad incierta.
La coexistencia de enfermedades crónicasque compartimos con los países desarrollados plantea, sin embargo, un muy distinto desafío. En estas patologías, a diferencia de las anteriores, se genera a diario nuevas tecnologías, muchas de ellas probadas a través de ensayos clínicos randomizados de buena calidad metodológica. Algunas de ellas significan aportes revolucionarios a la mejoría de las patologías que abordan, pero otras nosignifican más que mejorías marginales sobre desenlaces de segunda importancia. Comparten todas estas tecnologías, sin embargo, una característica común: su alto costo, a menudo protegido por un sistema de propiedad intelectual cuyos réditos apuntan principalmente al mundo desarrollado, y cuya globalización aún está a la espera de una evaluación seria respecto a su impacto en la salud de nuestrospueblos. Los retos para nuestros países en desarrollo, en esta materia, son enormes. Por una parte debemos ser capaces de generar conocimiento que, paralelo al sistema de propiedad intelectual, sea traducido a costos que sean alcanzables por aquellos sistemas de salud dirigidos a los más pobres. Por otra, debemos examinar las normas éticas que regulan la obligación de investigar usando como controlla mejor terapia disponible. Disponibilidad que en muchos países del Tercer Mundo es sólo teórica y, que por otra parte, significa una barrera para la generación de segundas mejores opciones, que sean más realistas para nuestras sociedades. Todo ello debe ocurrir en sistemas en los cuales el conocimiento sobre la eficacia y efectividad de las prestaciones que son aseguradas a la población sea...
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