Aprender a envejecer

APRENDER A ENVEJECER

Para mí la vejez es, por lo menos hasta ahora, sólamente una palabra que ni me asusta ni me suena horroroso porque estoy totalmente consciente de que nuestros caminos estánmarcados con las tres estaciónes y que la vejez sólamente es la estación final. Así es la vida, ¿no?
Pero en general me parece que hay mucha gente que relaciona la vejez con las enfermedades, con laperdida de memoria y tal vez también con la preocupación por su herencia porque de una manera se siente tan responsable por sus descendientes. Y por una parte podemos entender sus frustraciónesnumerosas porque se sabe perfectamente que en el mundo de hoy, que idealiza tanto la belleza juvenil, la piel lisa y los cuerpos perfectos, los longevos en muchas ocasiónes pueden sentirse bastantevulnerables. Más, seguramente no es fácil para la gente de la última etapa vivir con el saber de que, de una manera, está cautiva en una situación irreversible, o sea que nunca más podrían tener veinte otreinta años.
Por otro lado yo misma al oír la palabra senectud pienso más en unas cosas positivas. Por ejemplo en unas experiencias maravillosas de la vida, en unos recuerdos inolvidables, en unavariedad de las cosas vividas…Y muchas veces hasta se introducen furtivamente delante de mis ojos unas imagenes de unos viejos amigos que recuerdan el uno a otro de las cosas comúnes de sus buenos tiempospasados. Y justamente por eso no tengo miedo de envejecerme. Ni me preocupo por las arrugitas de los ojos ni por unos kilogramos ganados sino más me ocupo en mi estado de ánimo porque es tan evidenteque cada persona desea estar autónoma y por eso mismo consecutivamente también puede ser benévola en vez de ser abrumada.
¿Pero de verdad se puede aprender a envejecer? ¿De verdad existen unosconsejos para pasar la fase tardía de la vida más cualitativamente? Sí y no porque todo depende de qúe parte tratamos del problema. Sí, se puede consejar a la gente como debería alimentarse, cuales...