aprendizaje
LA TURBACIÓN
Autor: Simona, Gustavo
Docente de Teoría General del Derecho – Cátedra: E. Russo, UBA. Correo:
gustavsimon@gmail.com
Hay cosas a las que el estudio de la sintaxis ha denominado complementos.
Se trata de analizar uno de ellos, porque la corrección sintáctica, aún cuando
irreprochable, puede no convenir a la vida. Iniciaremos unaimpugnación para quedar
frente a dos términos. Como definirlos desbordaría los cánones dispuestos para este
texto, los contraeremos. Una definición contraída, para vencer la inocuidad, deberá
estremecer. Si no lo hace, probablemente ya no haya tiempo para más y el error
tendrá su fianza.
En “filosofía de la enseñanza”, enseñanza opera como complemento
preposicional del nombre, así como ocurre en“libro de química” o “pata de pollo”. Se
dice que el complemento completa o perfecciona al sustantivo; mejora, digamos, su
identificación. Bajo está regla “enseñanza” completaría la voz “filosofía” y permitiría
ubicarnos tan velozmente en situación como “de química” lo hace con “libro”.
El sustantivo filosofía vive hoy una vida de complementos. Aquel que nos
convoca, “filosofía de la ciencia”,“filosofía del derecho”, “filosofía del lenguaje”. Los
conocimientos proliferan y su inmensa telaraña requiere divisiones y disciplinamientos.
O el objeto se escapa, se vuelve inabarcable e inasible.
La autonomía de un
sustantivo desaparece por la extensión de las formas del saber. Éstas, en el límite del
conocimiento de sí mismas, recurrirán a la filosofía para llenar lagunas o implicarfundamentos. Habrá una filosofía para cada modo del complemento. Como diría
Giorgio Colli, aquélla que alguna vez parió varios hijos hoy es la hija de las disciplinas1.
Enseñamos, hasta que en algún momento preguntamos por el por qué de nuestro
enseñar. La filosofía es la muleta de nuestros desconciertos disciplinarios. Sola, sin
complementos, ya no se sabe a que alude.
nuestras divisiones.Sola, sin complementos, es otra de
Sola, sin complementos, es la expresión de una opinión
existencial, generalizada, sin bordes, disponible cual bien de consumo y así, también,
desechable. Sola, sin complementos, la filosofía ya no es.
Sin embargo, con bajísimos registros pero aún audibles, los ecos de un
sustantivo no complementado todavía persisten en secreto. Y las voces de estos ecos1
En Después de Nietzsche, ed. Anagrama, Barcelona, 2000, pág. 67.
permite a la escucha volver a lanzarlas. Hacia una pared incierta, hacia un rebote
futuro. La urgencia cada vez mayor de muletas rechaza el mero desvarío. Pero, en
definitiva, no los merece quien disculpa sus pensamientos.
¿Qué es la filosofía? ¿Qué es la enseñanza?
Se dijo: no podemos, sin
traicionar la extensiónpactada, comprometernos más que a un estremecimiento.
Responderemos así a la primera y, bajo su influjo, miraremos de frente a la segunda.
¿Qué es la filosofía?
Ensayo de respuesta (de estremecimiento) en la
recordación de una anécdota: Asistía Diógenes a los funerales de un cierto filósofo.
Quien oficiaba la escena prodigaba elogios sobre la grandeza del pensador difunto, a
lo queDiógenes preguntó: “¿Qué puede tener de grande aquél que, en tanto tiempo
que profesó la filosofía, a nadie turbó?”2
Sin lugar para expresar lo que la filosofía es, no puede dejar de anotarse su
deber de turbar. O no lo será. O faltará la grandeza en el filósofo. Una filosofía
incapaz de entristecer no pasa de una justificación. Precisamente, la justificación de
un complemento. Pero si el filósofopara ser tal debe turbar, ¿cuál será el destino de
aquellos “perfeccionadores” del sustantivo original?
Supongamos ahora nuestro engendro. Después de todo, la época es difícil de
evitar. “Filosofía de la enseñanza”, ¿de que trata esta proposición si su primer término
debe, para ser, ocurrir bajo la forma, más o menos elaborada, de una turbación? ¿La
enseñanza debe turbar? El deseo de...
Regístrate para leer el documento completo.