Aproximación a la obra El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez

APROXIMACIÓN A LA OBRA EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA, DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
center0El coronel no tiene quien le escriba es, sin duda, una de las obras cumbres de la literatura latinoamericana. Su primera edición apareció en 1958 en la Revista Mito, quizá la publicación literaria de mayor influencia y prestigio en Colombia y a cuya sombra se forjó la denominada Generación de los 50.Se suele decir de esta obra que es el germen, junto a La hojarasca (Bogotá, Ediciones S. L. B., 1955), del rico universo de Cien años de soledad. Sin embargo, su limpidez sintáctica y su estilo parco y preciso la convierten, por sí sola, en una obra maestra de las letras universales y en paradigma de la novela breve, a la misma altura de clásicos del siglo XX como El viejo y el mar, de ErnestHemingway, o Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo.
00El coronel no tiene quien le escriba es, sin duda, una de las obras cumbres de la literatura latinoamericana. Su primera edición apareció en 1958 en la Revista Mito, quizá la publicación literaria de mayor influencia y prestigio en Colombia y a cuya sombra se forjó la denominada Generación de los 50. Se suele decir de esta obra que es el germen,junto a La hojarasca (Bogotá, Ediciones S. L. B., 1955), del rico universo de Cien años de soledad. Sin embargo, su limpidez sintáctica y su estilo parco y preciso la convierten, por sí sola, en una obra maestra de las letras universales y en paradigma de la novela breve, a la misma altura de clásicos del siglo XX como El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, o Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo.RESUMEN COMPRENSIVO
Un coronel de 75 años, héroe de la llamada Guerra de los Mil Días – última de las tantas guerras civiles que devastaron a Colombia a lo largo del siglo XIX –, espera con paciencia estoica y con “inocente expectativa” la carta del gobierno que le anuncie por fin el pago de su pensión de jubilación como veterano de guerra y sobreviviente. Vive en un pueblo ribereño, junto asu esposa asmática y con el recuerdo vivo de su hijo acribillado unos meses atrás a manos de la policía del régimen militar de Gustavo Rojas Pinilla, por distribuir información clandestina de los grupos insurgentes. El pueblo, como todo el país, sufre la violencia estatal abierta o silenciosa, amparada en la figura jurídica del estado de sitio, que faculta al Ejecutivo para dictar arbitrariamentedecretos a favor de la preservación del orden público. El coronel va todos los viernes al puerto a esperar en vano la lancha del correo, mientras la miseria y la angustia se apoderan paulatinamente de su casa, obligándolo a vender o empeñar sus pocos bienes. Toda su esperanza de redención económica inmediata está puesta en un gallo de pelea, herencia del hijo muerto, al que alimenta y protege apesar de las protestas de su esposa, que le recrimina en todo momento la forma cómo ha sido engañado por los políticos y los abogados de turno, que se han enriquecido a costa de sus sacrificios. La atmósfera del relato está contaminada no sólo por la pobreza de los protagonistas, sino también por el miedo a opinar y actuar libremente, en un sistema en el que imperan la censura de prensa – impuestapor Rojas, desde 1953, a periódicos como El Tiempo, El Espectador y El Siglo – y la censura moral, representada por la censura cinematográfica del padre Ángel. El coronel se debate entre vender el gallo, que es lo que le aconseja su mujer, o esperar el enero próximo para ponerlo a pelear en la gallera, como quieren los muchachos de la sastrería, amigos de su hijo Agustín. En este trance, el médicodel pueblo le va revelando la cara verdadera del compadre Sabas, político corrupto que en contubernio con el alcalde hizo que echaran a sus copartidarios del pueblo para quedarse con sus propiedades. La inocencia del coronel, su fe ciega en la justicia humana y en sus administradores, su ética militar de obediencia y disciplina no le permiten, sin embargo, ver más allá de la superficie del...