apunte
La fe de los juristas y la ideología ius-filosófica nos dicen que sí. La legitimación del Derecho, e incluso la existencia misma de los Tribunales de Justicia, dependen de la respuesta afirmativa a las anteriores interrogantes. Las sociedades humanas solicitan mejor aún, exigen que la gigantesca inversión social y económica que se realiza en las facultades deDerecho o para financiar publicaciones y congresos, divulgar sentencias, difundir las leyes, generen sus frutos positivos.
BERGER/LUCKMANN, Es del Derecho (y de su “ciencia jurídica”) de donde las comunidades políticamente organizadas extraen una buena dosis de sus expectativas y anhelos sociales (paz, seguridad jurídica, igualdad, justicia).
Una de las tareas que cumple la fundamentación tiene quever, como ya se dijo, con la presunta “racionalidad” de las sentencias judiciales y del Derecho en general.
Por razones ideológicas, el Estado no puede admitir que sus órganos judiciales decidan por causas distintas de la racionalidad legal, que es la única que les legítima. De la misma manera que los jueces se sentirían lastimados en su dignidad personal si se atribuyeran causas no jurídicas asus resoluciones. Para que el mundo viva en orden es imprescindible que los comportamientos humanos puedan justificarse caballerosamente y, con Freud o sin él, nadie está dispuesto a reconocer en público lo que quizás no niegue en la esfera de su intimidad. Puesto que el sistema político ha decidido que las sentencias se deducen de razonamientos lógicos, no es prudente abrir las puertas de labodega para dejar que salgan los fantasmas de la irracionalidad o las alimañas del decisionismo.
No existe, en materia jurídica, una única forma de fundamentar las sentencias, ello puesto que el concepto mismo de “fundamentación” es muy ambiguo. Todo fundamento requiere, a su vez, otro fundamento que lo justifique y así sucesivamente ad infinitum. Lo que el jurista (o el juez) debe hacer, finalmente,es escoger aquellos argumentos que él quiere utilizar para fundamentar jurídicamente sus fallos. Esa elección no es solo una cuestión lógica, sino, y esencialmente, valorativa (política). Esto hace del problema de la fundamentación un problema de carácter moral que involucra la responsabilidad personal y social de los juristas.
La dogmática jurídica prefiere la argumentación normativa, lo queconduce, en no pocas ocasiones, a un tipo de actividad judicial caracterizado por pseudo-argumentos intuitivos de corte esencialista (la “naturaleza jurídica”, los “principios generales del Derecho”, la “Justicia”, “la Verdad”). En contra de este tipo de fundamentación, nosotros hemos apelado por un mayor uso de argumentos de tipo empírico en las decisiones judiciales, conscientes de que suempleo entraña dificultades a veces insalvables. La principal de estas dificultades reposa en el hecho de que la sociedad, en general, exige de los tribunales una “justicia” que sea racional, objetiva, imparcial y verdadera. No importa que estos objetivos sean.
La aplicación del derecho no puede reducirse a la tradicional fórmula silogística judicial centrada en la propuesta y análisis de laspremisas mayor y menor, por lo que, en nuestro sistema jurídico, a la hora de analizar la aplicación del derecho, las nociones de razonamiento o justificación deben ocupar un lugar tan central como el principio de legalidad, pues no hay aplicación del derecho sin justificación, en consecuencia sólo puede decirse que una decisión judicial está justificada si se ofrecen razones en apoyo de la misma.La actividad judicial en un Estado democrático el cual tiene como principal requisito, que se expresen con claridad las razones que condujeron al juzgador a la toma de decisión. Por ello es importante que la motivación proporcione al interesado, en la decisión judicial, las indicaciones necesarias para que se dé cuenta si la decisión está, o no, bien dictada conforme a derecho y así cumplir con...
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