Aquel Horacio Quiroga
El hablar de Horacio Quiroga, ese gran literato Uruguayo que bebía del Modernismo tanto como de la literatura Gótica es hablar de sentimiento puro. El tan solo evocar ese nombre y apellido da una sensación de regocijo intimo, de una profunda tristeza y a la vez de un amor a la vida trasfigurado en líneas y paramos cotidianos pero a la vezexóticos. Así es, el paseo entre esa delgada línea en que se puede convertir la realidad y lo onírico Quiroga lo disfrutaba montado en su bicicleta que tanto amaba. Donde en sus cuentos se siente el macizo concreto mezclado con el humo de las fabricas en una fría tarde proletaria, así como también el calor canicular que da el sentir la tierra vana al pisar entre la selva rodeados de monte yonomatopeyas silvestres. Aquel ser que podemos divisar en lontananza, entre el vaivén de las ondas hirvientes del mes de julio. De espaldas, contemplando ese pasado que no quiere irse, con las manos en la cintura y el corazón dando saltos nostálgicos, de los amigos que se fueron, de los amores que no concluyeron, de los hijos que solían ser y que ya no lo eran, de aquellas letras que se rehusaban aabandonarlo, de aquel amor por lo verde, lo misterioso, de aquel amor sincero a aquel monstruo llamado Vicente Batistessa que en sus últimos momentos le ayudo a salir de la vida, para encontrar la eternidad. No hay nada más expuesto que un escritor, mas trasparente que su espíritu. Y, como cuentagotas, cada palabra trazada en tinta y papel es un pedazo del alma que se esta transfigurando en el arte parala eternidad. Un escritor muere vacío, por que ya todo lo dio, por lo menos en lo que el tiempo le dio permiso. Como una reencarnación eonica, el espíritu inquieto de quien ama y comprende las letras se queda en hoja y papel. Salpicando de emociones de lo que fue, a los que son y los que vendrán. Horacio Quiroga nos evoca aquella nostalgia, esa tristeza que nos toca vivir a muchos, y a los que notanto, se la recuerda. Evitando el tono monocromático que da a veces la vida, para teñirla de los colores de las emociones variadas. Si no sabes del dolor, no sabrás de la alegría nos dicta ese poeta cantor mexicano José María Napoleón. Y es cierto, no se puede vivir por completo una cosa si no se vive en el todo de sus partes. La dicha es parte esencial del vivir, la alegría, la satisfacción,pero también el dolor es la sazón, la tristeza y sobre todo el miedo. Ese miedo que a cuestas lo traemos siempre, ese que nos dicta como reaccionar, la precaución, la desconfianza.
Horacio Quiroga nos hace ver a través de su obra ese miedo precautorio que nos hace sobrevivientes más que nada. Al ser o no ser, sentir o no. En uno de sus cuentos, del que nos ocuparemos en este trabajo se enfatiza enese sentimiento que nos vive y nos muere en cada paso de la vida. El miedo a la soledad, si no a la soledad física, si a la emotiva, al alejamiento de lo que hacemos nuestro y que no lo queremos lejos. Al miedo que nos produce el haber permitido encariñarnos con algo que consideramos temporal, no fiable. El cuento El Hijo que es parte de varias recopilaciones del escritor uruguayo entre 1919 y1935 nos habla de ese temor a la perdida, al verse inmiscuido en una situación alejada de la cotidianidad. A la soledad perenne, ahora si.
Situación emocional del ambiente del cuento ´El hijo (Horacio Quiroga, recopilación)
El ambiente hasta donde nos trasporta este cuento en particular es parte de una cosmología selvática a la que nos habituó en una etapa de su vida el escritor. Esa necesidadcampestre de enraizarnos en los orígenes, y donde los truenos de las fabricas y la civilización se cambian por el sonar de la lluvia y del ruido de las aves. Donde la cotidianidad trascurre abrazada del trabajo, de ese trabajo autárquico que solo la vida del campo lo puede ofrecer. El padre como protagonista y el hijo como antagonista. Y el campo abierto, el espacio. El hijo obediente, con...
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