Aqui Contigo
Al salir de mi alcoba, luego del pasillo a la sala y de la sala a la puerta principal, apenasabriendo la reja con desvelo de que se me mostrara quizás una pestaña, esta presente, parado fuertemente como mula de carga con inmensas bolsas repletas, el vendedor, el hombre con una larga sonrisafunesta, me ataca sollozante con un tono típico en la voz designada común para un emigrante.
-Buenos Días Señor!. Le interesaría alguna mercancía a buen precio, pagarla en partes!.
-Eran buenos… Que es loque dice que ofrece?...
Tratando de convencer con la buena fe de un principiante, repite el cuento que memorizo, seguramente es lo único que pronuncia adecuado en el idioma nuevo para el (Junto conla audacia de contar dinero y nunca equivocarse en los días en que su deber es solo cobrar) Pensó mi aguda cabeza...
-Sabes, ya, no es necesario tengo lo que cargas encima en mi casa, da la vueltaluego.
-Muchas gracias.
Así fue como el episodio acabo, y pues, las molestias ese día domingo terminaron…
Al día siguiente, en el trabajo pude descubrir luego de horas dentro en mi recinto de trabajohermoso, que en realidad es un cubículo solo para responsabilidad mas que profesional de vez en cuando, que en el almuerzo muchas personas comentaban sobre un emigrante que conocían muy bien, al cualse le había dado una senda golpiza de parte de unos maleantes, motivo: tratar de despojarlode la mercancía aparentemente, la cual representaba su boleto para poder sugir en la vida honestamente...
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