arbol del conocimiento
En su Discurso preliminar (un manifiestoimportante de la Ilustración), d’Alembert lamentó la Edad de Oscurantismo y celebró el Renacimiento, para luego concentrarse “en los más importantes grandes hombres: Bacon, Descartes, Newton y Locke.” En este esquema Bacon aparece como el progenitor de la filosofía, pero también como quien “no pudo romper completamente con la escolástica”, de modo que Descartes fue quien realizó esta tarea y liberó ala filosofía de los grilletes que la atrapaban “desde la época de Santo Tomás de Aquino, si no de Aristóteles”. Sin embargo, “D’Alembert aclamó al Descartes que dudaba, y no al Descartes metafísico.”[2]
Darnton no considera el Discours préliminaire un modelo de claridad, pues como Bacon, d’Alembert “se propuso producir un mapppemonde circunnavegando el mundo del conocimiento, pero se salió decurso, cayó en contradicciones, e incurrió en inconsistencias cuando trató de encontrar un camino en todo lo que se había acumulado desde la época de Bacon […]. D’Alembert realizó un viraje audaz de tipo lockeano. Explicó que todo el conocimiento se derivaba de las sensaciones y la reflexión.” Con lo que La Enciclopedia resultó una poda del “árbol de Bacon a la manera de Locke” en la que “alinearonla morfología con la epistemología”.[3]
Esta difícil tarea generó argumentos problemáticos e incompatibilidades, por ejemplo en el Discours préliminaire, d’Alembert “inconscientemente utilizaba idiomas distintos.” Este filósofo “escribió a la vez en lenguaje escolástico, cartesiano y lockiano [sic], que se codeaban en el discurso filosófico. Fácilmente pasaba de un idioma a otro cuando sedescuidaba o necesitaba conciliar algún punto difícil.” Al intentar demostrar la cohesión de las artes y las ciencias realizó sus argumentos tanto epistemológica como morfológicamente.[4]
De esta forma, estos philosophes rehicieron las fronteras del mundo del conocimiento, alzándose contra las categorías preestablecidas y estableciendo nuevas. Con lo que entraron a un terreno tabú. Por esta labor“llegaron a ser reconocidos o denigrados”. Como “los apóstoles seculares de la civilización” se opusieron a “los campeones de la tradición y la ortodoxia religiosa”. Por eso, y por desterrar a la teología como reina de las ciencias, en su tiempo fueron humillados e ignorados. En ese contexto d’Alembert elogió “al hombre de letras por ser un luchador solitario en la batalla por la civilización, y luego...
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