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ARCA
Por: Patricia Nieto
En la boca de los que habitamos esta ciudad, se entronizó una palabra breve, sonora, picante y amorosa. Primero, se pegó de loslabios de los protagonistas de fechorías y, más tarde, se desenrolló de la lengua de las mujeres que los acompañaban. Entre unos y otros, la presentaron ensociedad. Hace unos diez años, digo yo, esa sociedad era la de los barrios populares, donde el lenguaje se transforma al mismo ritmo que las mujeres dan a luz.
Comouna criatura que no necesita de niñeras y guarderías, la palabra se pegó de todas las voces. Viejos y niños la incorporaron a un universo mental de donde habíanexpulsado la palabra amigo, porque cada día más amigos incurrían en traición.
Medellín, obligada a conseguir pausas en la violencia, se metió no solo a pactartreguas y desarmes, también a definir un lenguaje común. Su viaje tomó caminos insospechados: de la calle a los foros, de la esquina al pasillo, de la banda alcomité, del pillo al consejero, del barrio a la radio, del miliciano al gobernante.
Una vez en boca de todos, la efervescencia de la palabra cesó. Ya no aludía alpillo, ya no era de la comuna, ya no sonaba mal. Su linaje había sido limpiado. La masificación de su uso la privó del halo de lo ajeno y la dotó de una nuevavida. Ahora sé cómo nombrar a aquel capaz de serme fiel por un minuto, de quererme por una hora, de aguantarme durante una mala tarde, de pasar tres meses sinrecordarme y de no sentirse mal por olvidarme de repente. Ya sé que a ese que pasa por mi vida como una estrella fugaz puedo decirle con acierto: parce.