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Después de la Restauración Meiji en 1868, Japón optó por una gama de influencias externas, como la alemana que se mantiene como lapreferida hasta que los Estados Unidos tratan de rehacer las instituciones japonesas después de la Segunda Guerra Mundial, (Altbach, 1979: 28). China, por su parte, estuvo sujeta a importantesinfluencias de Alemania, Francia, Inglaterra, Japón y los Estados Unidos en el periodo Republicano temprano.
Posteriormente hubo una tendencia a favorecer los modelos europeos, dominados fuertemente por laarticulación alemana en cuanto a la organización académica. Esto continuó a lo largo de los periodos Republicanos y Nacionalistas, como sucedió en la década de los años cincuenta, cuando Chinareestructuró su sistema de educación superior a semejanza del modelo soviético, que a su vez incluía rasgos alemanes1 (Hayhoe, 1989: 20). Ambos países, inmersos en una tradición confuciana, nunca fueroncolonizados formalmente. Por consiguiente, es justo decir que tuvieron la libertad para aplicar un juicio soberano al adoptar estructuras y modelos extranjeros de educación superior.
No obstante, dichosprocesos y modelos semejantes llevaron a resultados muy disímiles para cada nación. Mientras que Japón se ha convertido en una potencia científica, con un sistema universitario y de investigaciónampliamente desarrollado, que constituye uno de los sistemas académicos más importantes del mundo, China, por su parte, permanece en la periferia de los centros de excelencia globales en cuanto a educación...
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