Archivos e historia

INTERNET, LOS ARCHIVOS Y LA ESCRITURA DE LA HISTORIA



La diversidad actual de documentos generados por los distintos actores sociales, su carácter efímero como consecuencia de la utilización de soportes perecederos en el entorno digital, la proliferación de archivos de facto en servidores situados en la llamada “nube” y, por último, la inevitable consolidación de la administraciónelectrónica, dificultan la tarea del historiador del siglo XXI, que también ha de preocuparse de la conservación de esos documentos con el fin de que puedan convertirse en fuentes para el estudio de nuestra memoria colectiva.

A estas alturas ya es evidente que la denominada Red de Redes ha cambiado, y va a seguir cambiando, nuestras vidas y, sobre todo, nuestra relación con el trabajo. Sin duda nosencontramos ante un nuevo paradigma global que afecta a todos los ámbitos del conocimiento. Mientras que las llamadas nuevas tecnologías no han ido más allá de ser meras herramientas que facilitan el acceso rápido a la información, Internet es algo más, es la gran biblioteca donde se encuentra de todo, porque todos, cada día, la alimentamos con nuevos recursos, con nueva información. La Historia yla Historiografía no son ajenas a este nuevo paradigma global y es por ello que proliferan conferencias, libros, artículos que nos ayudan a entender cómo podemos sacar de Internet aquello que nos interesa.

Historia e Internet tienen, desde mi punto de vista, dos relaciones principales. En primer lugar la localización y el análisis de los recursos de información disponibles en Internet, elaprendizaje de su manejo, el acceso con sentido crítico; en segundo lugar Internet ya es un gran depósito de documentos generado por nuestra actividad diaria (tanto de instituciones como de particulares) y como tal depósito de documentos, el historiador ha de volcar sobre él las técnicas propias de su oficio para convertir esos documentos en fuentes para la elaboración de sus estudios.

Junto a esegran depósito de documentos que es Internet, las administraciones, las organizaciones, los particulares, siguen produciendo documentos, y cada vez con más frecuencia lo harán en entornos estrictamente digitales, lo que plantea el problema de su conservación a largo plazo afectada por la rápida evolución del entorno de hardware y software en que se han creado esos documentos. El pasado año, en elPolitécnico de Turín, se organizó una mesa redonda bajo el título: “2060: ¿Cuáles serán las fuentes de nuestra historia presente? . Entre otros participaban el historiador francés Serge Noiret , el archivero Fabio Di Spirito y el representante de Telecom Italia Vittorio Marchis. Lamentaban todos ellos los pocos medios que se están poniendo para reducir el riesgo de perder la memoria en la eradigital y reclamaban sistemas para seleccionar y almacenar de forma segura la información que deben utilizar los futuros historiadores.


Archivos, memoria e historia tienen una conexión indudable. La idea de memoria es una parte de la consciencia cotidiana, una afirmación ilustrada de manera inmejorable en nuestra reacción a la desastrosa pérdida de archivos como a la de posesiones personalessignificativas. Cuando los vecinos de Lorca, tras el terremoto del 11 de mayo, intentaban entrar en sus casas para recoger lo más querido, mencionaban fotos, documentos, escrituras, etc… De manera similar el escritor, crítico y guionista australiano Bob Ellis describía la pérdida de su casa y su contenido en 1993 como consecuencia de un incendio, y lo hacía así: “Noté que los videos caserosestaban estallando, mis diarios del año pasado, mi gran novela, mis propias fotos de niño… El propósito de la vida es recordar, escribí recordando a Henry Miller… y aquí estaba la memoria lobotomizada por el fuego…”

Esta memoria en forma de documentos la necesitan tanto los individuos como las sociedades para sentirse identificados y los historiadores la necesitan para convertirla en memoria...