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Es poco lo que Ribeyro ha escrito para la novela; algo más loque dedicó al teatro, regulares sus elucubraciones críticas, muchísimo su registro personal y copiosa, abundante, cuantiosa y profusa su producción cuentística. En suma, la obra de Ribeyro esvasta y muy difícil de seleccionar. Elegir un cuento de Julio Ramón puede tomar tanto tiempo o más del que tomaría leer toda su obra, a menos que nos aproximemos al todo con un criteriodiscriminador; por ejemplo, un texto que ponga a prueba la tan mencionada objetividad del narrador riberyano, dada su alta carga emotiva y, naturalmente, efectiva, en el horizonte de la recepción(lector). Aun así – y en realidad así es- podríamos llegar a la conclusión de que más de un cuento cumple con dicho criterio. Entonces, no hay salida. También el lector tiene derecho a hacer valersus preferencias, siempre que le parezca que un texto cumple más que otro. En síntesis, el texto a elegir deberá ser una narración que no pueda ser leída sin dejarse afectar, sin permitir que laemoción embargue y cumpla su rol de comprometer más allá de lo necesario la susceptibilidad del lector, quien pone en todo momento a duda la inafectación del narrador frente a los hechos. Así,de una nueva Edición de La palabra del mudo preparada por PEISA en este año, hemos tomado el cuento Los merengues como el texto capaz de poner a prueba la objetividad del narrador Riberyano, ymostrar cómo funcionan las estrategias discursivas de Ribeyro en la consolidación de dicha objetividad.
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