ardiendo viva

5.5 de Las guerras de los Centinelas

Son los Centinelas. Tres razas, antiguos guardianes de la
humanidad, cada una posee una habilidad única para proteger a la
humanidad contra sus eternos enemigos: Los Synestryn. Ahora, para
un Centinela, el único camino para reclamar su olvidado pasado es
seguir la sangre.

CAPÍTULO 1

KANSAS.
29 DE MARZO

Liam se había reunido sólo una vez conDakota del Kacey con anterioridad, pero
ella no era la clase de mujer que un hombre olvidara fácilmente.
Mirarla parecía aliviarle un poco la presión detrás de los ojos. Era un poco
repulsivo ocultarse en las sombras y mirar a través de los prismáticos, pero su primo
Jake, el líder de los Defensores –los seres humanos que ayudaban en la lucha de los
Centinelas en la guerra contra losSynestryn- había advertido a Liam que ella había
estado muy voluble desde el ataque. Liam no quiso que ella se largara, lo cual sabía
que haría si no era cuidadoso.
Sus rizos rubios rojizos se derramaban sobre la chaqueta de cuero negro y
brillante, llegando hasta el final de la estrecha cintura. El pantalón vaquero desgastado
se aferraba a sus largas piernas, destacando el tipo de curvas que lehabía causado a
Liam despertarse con sudores más de una vez desde que la conoció. Y no dormir
mucho, sobre todo últimamente.
La guerra contra los Synestryn no iba bien. Su pueblo se estaba muriendo. Los
seres humanos morían más rápido. Aunque a Liam, le había ido mejor que a algunos
de sus hermanos Theronai, estaba empezando a sentir la tensión del creciente poder.
El dolor le golpeóatravesándole el cuerpo, haciendo que las venas le palpitaran a
su paso. El malestar constante que le machacaba en las sienes había crecido a tal punto
que ya no podía ignorarlo. El ejercicio extenuante y la meditación ayudaban, pero no
tanto como lo había hecho sólo unas pocas semanas atrás. E iba empeorando a medida
que el cuerpo luchaba para contener la magia que crecía dentro de él cada día quepasaba. No podía hacer que se detuviera, y sabía que tarde o temprano lo mataría, de
una forma u otra.

Dakota lanzó otra bolsa de lona en la parte trasera de la camioneta y por el
aspecto de la misma, pesaba casi tanto como ella. No es que eso fuera decir mucho.
Había perdido peso desde la última vez que la vio.
El sufrimiento tenía un modo de provocar eso. El pesar por ese sufrimientoaplastaba a Liam. Tendría que haber estado allí para ella. No es que hubiera sido
mucho lo que podría haberla dicho para aliviar la muerte de su hermano. Se estaba
engañando si pensaba que su presencia haría algo más por hacerle sentirse mejor.
Dakota desapareció de nuevo dentro de la casa de sus padres en la que Jake dijo
que habían estado viviendo. Todo estaba tranquilo aquí en el campo. Aislado. Eltipo
de lugar en que los Synestryn adoraban cazar.
Si ella era una pura sangre como muchos de los Defensores lo eran, si llevaba el
más mínimo indicio de la antigua sangre de Athanasian en sus venas, lo más probable
era que los demonios la olerían y vendrían en pos de ella la primera vez que sangrara.
No podía quedarse aquí más de lo que podía ir a cazar sola a los asesinos de su
hermano.Liam debía procurar que no lo hiciera.
Arrancó el Jeep y dejó el escondite. No había anochecido totalmente aún, pero lo
haría pronto y aunque le facilitaba la vigilancia, no quería asustarla si al pasar lo veía.
Se había fijado en más de un arma entrar en la trasera de la camioneta y prefería no
estar colocado en el extremo de alguna de ellas.
Utilizó el Jeep para bloquearle el camino de gravapara que no pudiera salir, y se
encaminó hacia su casa. En el instante que se apeó, la puerta principal se abrió de golpe
y Dakota estaba en la puerta perfilada por una luz amarilla. Una escopeta sujeta en sus
manos y su postura segura le dijo que no tenía miedo de usarla.
—Soy Liam Lann —gritó, levantando las manos para que pudiera verlas a la
mortecina luz del sol.
—¿Qué diablos estás...