Argumentacion

CAPITULO II
LA ARGUMENTACION, EL ORADOR Y SU AUDITORIO

El hecho de que en una demostración los signos utilizados deben de estar desprovistos de toda ambigüedad, contrario a lo que sucede en laargumentación que se desarrolla en una lengua natural. La demostración correcta es una demostración conforme a reglas que son explicitadas en los sistemas formalizados. También y es en este punto en elque insistiremos porque el status de los axiomas, de los principios de los que se parte, es diferente en la demostración y en la argumentación.

Los axiomas no están en discusión; sea que losconsideremos como evidentes, como verdaderos, o como simples hipótesis, no nos preocupamos de saber si son o no aceptados por el auditorio. Por otra parte, quien desee justificar la escogencia de axiomasdeberá, como ya lo observó Aristóteles en sus tópicos, recurrir a la argumentación. La argumentación presupone, en efecto, un contacto de los espíritus entre el orador y su auditorio; es preciso que undiscurso sea escuchado, que un libro sea leído: sin esto su acción será nula.

Como la argumentación se propone actuar frente a un auditorio, modificar sus convicciones o sus disposiciones medianteun discurso que se le dirige y que busca ganar la adhesión de los espíritus, en lugar de imponer la voluntad por la imposición o por el adiestramiento, es ya una cualidad no despreciable la de ser unapersona a cuyas opiniones damos algún valor. Algunas cuestiones no merecen discusión; otras no pueden ser discutidas, pues el hecho mismo de ponerlas en causa es o blasfemo o es escandaloso.

Laargumentación no tiene por fin únicamente la adhesión puramente intelectual: ella busca muy a menudo, incitar a la acción, o, por lo menos, crear una disposición a la acción. Es esencial que ladisposición así creada sea lo suficientemente fuerte para sobrepasar los eventuales obstáculos.

Al hablar de ¨verdades practicas¨, prueban que cuando se trata de tesis presentadas en un discurso...