aristoteles

Rousseau y el surgimiento
de la sociedad civil
Jorge Velázquez Delgado

El Hombre quiere fa concordia; pero fa Naturaleza sabe mejor que éf
qué es lo bueno para fa especie: necesita fa discordia.

KAN1

P a r a todo aquel que pretenda introducirse en el estudio de la obra política de
Rousseau, no resuliaráextraño encontrarqueel seniidodealgunasdesus afirmaciones en
poco respondía al esplritu dela época.
Para Jean Jacques Rousseau, al parecer, era imprescindible mostrar una actitud
coniraria a la comente general de opini6n con el fin de señalar que las soluciones de los
grandesmales que ha arrastradola humanidad desde su origen no podfan recaer exclusivamente en la simple propagación de los resultados de la raz6n. No puede veme a Rousseau
oomounpensadbrerranienicomounantiilustradoposeedordeunagranvirtudintelectual
cultivada sin más recursos que sus propias fuemis; no s610 hie uno de los más grandes
talcntos del siglo de las luces, sino el que más lleg6 a comprometerse con los principios
te6ricos e ideol6gicos que hicieron de la Ilustracidn uno de los movimientos intelectuales
más significativos,críticos e impugnadoresde toda la historia.

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IZTAPAIAPA

La Ilustaacibn, cornotodos sabemos, buscabnafancwmnte dithW, con una eaeasieo los resultados del conocimiento o del entendimiento
humano (tpi era el téWin0 espie& durante los siglos
XW y xwi).Dichos resultados eran principalmente el
producto de una constanteobservaci6n y refle.xi15n de la
naturaleuL Esto es, de una concepCi6n especlñca del
universo
fpaa&i&teopcrpbíjDu~ciertoordenen
virtud del cuaf todolo que en 61exista debe responder,
por la estrwiua de su movimiento y funcionamiento, a
ciertas leyes. El saber humano buscaba de este modo
conocer también las leyes que rigen el movimiento de la
historia. Tal indagaci6n propicia a su vez que se tome a
la naturaleza, o mejor dicho al método de observación y
retlexi6n respecto de la naturaieza, como el modelo a
seguir para determinar el origen y lascausas del acontecer en la historia humana. Mas, ante el fracaso de tal
pretensi6n, surge lo ideal como el factor dominante que,
mezclado wn lo real, noma no sóio a la investigeci6n
his@&
sino que se esdacrp por cstabkax a la vez el
sentidodeldevenirhumano.LomássigniQcativodeesta
conducta cienlIfrca quesemanifestabatantoenelcampo
de las ciencias natuntles como en el de las ciencias
sociales,radicaba en el hecho de haber generado un
'
ci6ndel wnociiaiiento.
pWW-Sibbd4?EF decir, la observacioa de la natanilcza tanto flsica
como humana moslr6 que el conocimiento obtenido por
revehción no podía coatener ni un ápice de coafiabilidad. El Saaer o wn-to-0
mediante las
lucesde la razbn se resistia a se@r c~IlPfic.md0
el papel
tradicional de wcontnir causas divinas, mismas que al
ocultar lanaturaleza de ias COSBS oailiabn la naturaieza
del hombre. La razán adquiere de este modo tal importancia que, puede deciise, fw.para el siglo mf
el
principalieetnimeatolmaugapQrdaunordtncnelcual

prevaledan los pnviiegios e interem de la aristocmcia

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Sobre los de la sociedad en su conjunto. Queremos
seflalar que debido a la gran fuerza y peso que lleg6 a
adquirir este método, el desarrollo de lasciencias sociales, en su lucha por no caer en los remolinos de la
teología o en explicaciones sobre los orfgenes de lar
sociedades humanas basadas en los textos SfblicoS, pero
principalmente por el poder que adquirieron sus principios de autoridada lo largo de la Edad Media, llegaron
a comportarse como una prolongaci6n de las ciencias
físicas o bien a depender invariablemente de los derroteros dela ciencia natural.
Ahora bien, el nuevo papel de la razón se sintetiza
en la creencia de que solamente a traves de ella, esto es,
de la difusiOn de los resultados del conocimiento, el
género humano en su conjunto tendría inevitable e irreversiblemente frente a si el camino hacia su autoperfeccionamiento. Se esperaba, pues, que las luces de la razón
d e s p u é s de habese despejado del todo el...

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