aroma de la vejez
POR: BRENDA RINCÓN.
Olga tiene 98 años y considera conocer todos los códigos de la vejez. Esta señora de cabello largo y ojos de miel, murmura cada palabra al recitaruna vida donde el dolor familiar la atacó cuatro veces. Recuerda que nació el 27 de enero de 1912. En otra América, en un pequeño sitio cálido que limita con Venezuela nació Olga. Allí se casó muyjoven cuando un resplandor de amor le cruzó el alma. Cinco hijos germinaron del matrimonio, pero un mal estruendo la agitó a los 29 años, cuando le informaron la muerte de su cónyuge. Sola, joven y conniños de 10, 7, 8 y 5 años debió eludir la niebla del sufrimiento.
Se llevó sus hijos y partieron hacia Atalaya, en busca de otros aires. “Yo quería que estudiaran porque el estudio es lo único quequeda en la vida”, dice Olga, una de las 41 personas – 17 mujeres y 24 varones- que están en el Hogar de Ancianos “Doña María” de esta ciudadela. Muchos los llaman abuelas o abuelos por puro afecto, perola Organización Mundial de la Salud recomiendan llamarlos “adultos mayores”, que es como se debe nombrar a quienes han cruzado la marca de los 60 años. A esta entidad, fundada por la obra marianahace más de un siglo, muchos han llegado por su propia voluntad. Algunos convencidos por sus familias. Otros por los motivos de la soledad.
Al pasar los años, para nuestra protagonista queda claro quemuchas veces aquel dicho (los hijos deben enterrar a sus padres), no se puede cumplir, ya que ella debió enterrar a sus amados hijos uno a uno y sola, ya que ellos eran todo su mundo y la única familiaque le quedaba. Y así fue pasando año tras año, dolor tras dolor, y ahora, después de una centenaria vida, lo único que queda en su memoria son recuerdos acompañados de lágrimas en sus gastados ojosque reflejan una vida de incansable lucha e inconfundible agotamiento.
Cuenta que le gusta caminar y quedarse en la habitación compartida. Ese lugar de cuatro paredes donde se atesoran las...
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