Arqueología del travestismo

Definición arqueológica del travestismo
Léncery Joliè, Lyon 2013-12-08

El travestismo no consiste simplemente en utilizar la vestimenta y complementos socialmente delimitados para el sexo opuesto en hombres o mujeres. Esa es solo una de las faces más conocidas, pero no la única ni la más excluyente. Reducir en consecuencia el travestismo a fetiche o parafilia sexual es una frivolidaddecorativa, incluso de mal gusto (fetichismo travestista) personal y social.
El alcance real de su expresión abarca una relación en la que confluyen el poder, el placer y la verdad, siendo esta última obviada y travestida continuamente ante el arrojo de la apariencia. Lo travesti, y el travesti, descentra la mirada del poder, en tanto que rompe el binarismo identitario de la sexualidadmediante la autoconstrucción y deconstrucción de la propia identidad: deslocalizando y descentrando las textualidades inscritas sobre los cuerpos1. Sin embargo concede valor y empoderamiento al construir una identidad mixta.
Realmente el travestismo no está vinculado directamente con el deseo personal que tiene el individuo para “sentirse” mujer o lo contrario, sino directamente con elpropósito de parecerlo, algo muy relacionado al desarrollo actoral2. Al fin y al cabo la interpretación y la metáfora llegan más allá del pensamiento, lo engalanan y hasta crean una doble personalidad, tan universal como programada. Al contrario de la naturaleza propia, más por genética que deseada, que de tanto disimularla es absorbida por esa cultura próxima y decadente de la rutina.
Echando unvistazo a la mitología, ya Ulises al viajar a Esciros estaba disfrazado de doncella. Hércules para seducir a la reina Onfalia se disfraza de mujer y vive como tal, mientras su amante opta por el rol del semidiós. Todo es
cuestión de categorías, no de género. Nerón usaba atuendos femeninos como alma sensible al tiempo de ordenar crueldades inhumanas en su papel de semidiós.
En verdad noes una realidad propia de Europa, ya que algunos exploradores nos hablan de indígenas que vestían con ropas femeninas, los berdaches e incluso los Mahu de Tahití. Mientras que el eonismo, como término anterior al travestismo, no diferenciaba éste de homosexualidad, hoy cuesta todavía entender que ambas son “variantes naturales” de la norma: la heterosexualidad.
Lo que no debería parecernormal es que desde la medicina se haya calificado como perversión clínica3 a la esencia transformista de cambiar el aspecto habitual de las personas. Un doble error a todas luces, pues la mente es lo único perverso y que yo sepa son los conservadores los mayores ejemplos de ello; y por otra parte no tiene nada que ver con lo clínico, pues ni es dolencia ni es represión, sino todo lo contrario.El travestismo en todo caso sería fruto de liberación y sobre todo de naturalización, de expresión de una conducta voluntaria, libre y autónoma. Desde luego que nunca ha sido una dolencia del alma, ya que esta no tiene género ni prejuicio, puesto que es incolora e inmaterial, por si fuera poco.
De manera categórica hay que defender los dos espíritus, roles que incluían vestir y realizar lastareas de los dos géneros (masculino y femenino). Estos bardajes hasta 1991, eran documentados como personas de base corporal masculina y femenina "en más de 130 tribus amerindias, en cada región del continente y en cada tipo de cultura nativa".
No se debe marginar este tercer género, pues sirven para describir individuos que se considera que no son hombres ni mujeres, al igual que lacategoría social “genderqueer” presente en aquellas sociedades que reconocen tres o más géneros. No ser ni otra cosa ni otra, pero ejercer de ambas cosas,
podría definirse mejor como ejemplo de hermafroditas, ya sea en comportamiento como pensamiento. Los atributos sexuales no son determinantes en ningún caso, ya que en lo hetero cabe la impotencia sexual y el deseo asexual, que bien podría entrar...