Arquitectura vernacula edo. mex
ARQUITECTURA VERNÁCULA EN EL ESTADO DE MÉXICO
PROEMIO
Hace algunos años, un amigo que ha vivido en las más hermosas ciudades europeas me preguntó si aún vivía en el “horroroso” Estado de México. Sin duda se refería a esa gran mancha urbana que ciñe a la capital de la república mexicana, a esa inmensidad gris surgida de la urbanización compulsiva, elcaos demográfico, la pobreza, la corrupción. Desde entonces me pareció importante documentar ese otro rostro de la entidad, el de sus pueblos, villas, pequeñas ciudades donde resplandece una arquitectura amable que, juntamente con sus fiestas, sus comidas, sus tradiciones artesanales, constituye un rico patrimonio cultural. Es evidente que no se trata de la cultura hegemónica, sino aquella decarácter subalterno, dicho esto en términos gramscianos. Cultura nacida de la inspiración de las clases oprimidas, preñada de espontaneidad, auténtica, sabia en tanto respuesta certera a las necesidades espirituales y materiales del ser humano; cultura que expresa la sonrisa del mestizaje, la impureza irremediable y fecunda de los pueblos.
De ella emerge la arquitectura vernácula que, en detalles oen conjuntos urbanos, traza el perfil identitario del Valle de Bravo, Atlacomulco, Malinalco, Aculco…, obras de tradiciones constructivas y tecnológicas con diversos acentos indígenas e hispánicos, según se trate de la región, de las corrientes telúricas y antropologías. En todos los casos, nuestro pueblo ha sabido entenderse con la naturaleza, echar mano de los materiales a su alcance: adobe,piedra, madera, barro. Y ha creado belleza, acaso ingenuamente, con una admirable exactitud estética, como una prosa en la que nada sobre ni falta. Armonía y funcionalidad se abrazan ya en un granero para almacenar el maíz, ya en los aleros para guarecerse de la lluvia, donde la única exuberancia es las de las plantas medicinales y de ornato, habitantes de humilde latería, o la del color vibrante querefleja misteriosas cosmogonías.
Lo digo sin lamento alguno: esa arquitectura vernácula parece haberse agotado y cedido el paso a otros paradigmas asociados con el empleo de materiales industrializados –cemento y aluminio-, con una función mimética, carente de gracia. En este sentido, la percepción de mi amigo es justa: refleja cambios sociales violentos, fatalmente ligados más con elpragmatismo de la sobrevivencia, la pobreza, el inocente olvido de tradiciones culturales, que con la globalización y otras abstracciones explicitas. De lo perdido, lo que aparezca: la preservación, hasta donde es posible, de lo queda, de lo que está ahí como testimonio de fidelidad a una noble herencia, instintivo de amor, de rítmica paciencia para hacer las cosas.
Por eso, celebro esta labor de ungrupo de arquitectos de la Universidad Autónoma del Estado de México que, con entusiasmo y esmero, han documentado textual y visualmente ese gran momento –pues no es más que eso en el largo tiempo de la historia-, en el cual se gestó una caudalosa vertiente de la cultura subalterna: obra colectiva, anónima, sin pretensiones individuales, sin saberes académicos; pero no por eso menos verdadera, frutode un pueblo modesto, creativo y fiel a sí mismo. Felicidades por esta labor tan necesaria, tan responsable, que hoy difunde con acierto el Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal, con este libro que no sólo habrá de nutrir el sentido del arraigo y del amor por lo nuestro, sino la conciencia de que es posible hacer algo para dignificar la imagen urbana de esos espacios inhóspitosque los mexiquenses, oriundos o migrantes desesperados, no se merecen.
Agusto Isla
INTRODUCCIÓN
El Estado de México era, hasta la década de los cincuenta del siglo XX, una de las entidades del país con mayor población rural; esta condición ha cambiado en las últimas cinco décadas, pues se ha constituido como una población mayoritariamente urbana.
Con la intención de contribuir a la...
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