Arquitectura y patrimonio termal en españa
EL PAPEL DEL TURISMO: UN VIAJE DE IDA I VUELTA 1900‐1908/ 2000‐2011 1900‐1908 EL AGÜISTA SE CONVIERTE EN TURISTA En esta época la aparición del turista como nuevo tipo “social” empieza a consumir espacios y requerir mejores servicios, este fenómeno conlleva; la aparición de los Grandes Hoteles (con las mejoras de confort y alojamiento), la oferta de ocio (con la aparición de los Casinos, Teatros, salas de baile, etc.), los nuevos deportes (aparición de las primeras pistas de tenis, piscinas deportivas, etc.), los baños de ola en la costa Cantábrica, etc. El paradigma higienista y su practica balnearia entra en crisis por los avances de la medicina y la farmacopea, pero el fenómeno del turismo ligado al ocio y la salud no había hecho nada más que empezar y se consolida el “culto al sol”. El veraneo aristocrático ya presente en la costa cantábrica y vasca (Santander y San Sebastián) desde 1887 se consolida cuando en 1906 Alfonso XII fija su residencia de veraneo en Santander. La playa se convertirá en centro de atracción turística1, se empieza la urbanización del litoral, debido a las comodidades del nuevo transporte por ferrocarril, la aparición del automóvil y las facilidades de hospedaje. A principios de siglo las excursiones científicas o artísticas, las industrias de forasteros, los Hoteles de ciudad y la aparición de las guías turísticas, consagran un turismo cultural que recogerá en su Reglamentación la Comisaría Regia de Turismo y Cultura Artística (1911‐1928), al frente de esta Comisaría con Don Benigno de la Vega Inclán y Flaquer2 (1858‐1942), se iniciaran la Red de Paradores del Estado (1926) que propiciará la rehabilitación de monumentos y castillos así como diversos barrios turísticos de Sevilla, la creación de la casa del Greco en Toledo, el Museo Romántico de Madrid y actuaciones dispersas en la Alambra y el Generalife en Granada. Se iniciara en esta época la intervención del estado, con la creación del Patronato Nacional de Turismo (periodo monárquico: 1928‐1931) que recoge la necesidad de crear un Consejo que coordinara los esfuerzos de todos los sectores relacionados con el turismo, transportes, hotelería, balnearios, centros de información en el extranjero, etc. Le seguirá un segundo periodo republicano (1931‐1936) ya que en abril de 1931, el Gobierno de la Segunda República disolvió temporalmente el Patronato3 para restablecerlo meses después, en diciembre del mismo año, con objetivos similares a los citados anteriormente4. Acabada la guerra, el Servicio Nacional de Turismo, pasó a denominarse Dirección General de Turismo, en agosto de 1939. Fue un período duro, no hay que olvidar el estallido de la II Guerra Mundial y el estado de decaimiento en el que se encontraba España en los años de post‐guerra. No obstante, la Administración no dejó de intervenir en materia turística; se reservó el derecho de fijar los precios, creó la Póliza de Turismo, reguló la actividad de las Agencias de Viajes, creó el Crédito
Gil de Arriba, Carmen: La práctica social de los baños de mar: establecimientos balnearios y actividades de ocio en Cantabria (1868-1936) Documents d’analisi geogràfica Nº 25, 1994, pags. 79-99 2 Traver Tomás, Vicente: El marques de la Vega Inclán.D.G. de Bellas Artes. Fundación Vega Inclán. Madrid 1965 3 Alegó irregularidades en la gestión de los fondos, favoritismo y problemas de financiación. 4 Servicio Nacional de Turismo será el nombre que recibirá entre 1938-1939, creando las rutas turísticas de guerra por el Norte de España, las cuales tuvieron buena acogida, sobre todo en el Sur de Francia.
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