arquitectura

Escribe: JuanManuel Gorno (De nuestra Redacción)
Ahora queel proyecto presentado por el Gobierno de turno tiene el aval de muchasinstituciones deportivas, el okey de los inversores y el guiñoinagotablede los obsecuentes, una opinión distante puede sonar a herejía.
Quien escribeno quiere ser pájaro de mal agüero y mucho menos antiprogreso,pero trata de ubicarse en el lugar para ver el árbolmásallá de un bosque que hoy parece encantado, pero más de unlobo capaz que tenga.
Con el pretextode “no endeudar la ciudad”, como dice Martín Gill, al municipiono le quedó otra que hacer un comboinmobiliario para tener dosgrandes estadios que se instalarán en... terrenos públicos.
Entonces,lo majestuoso (bárbaro para el deporte, que lo necesita desde haceaños) irá a cambio de las tierras de laciudad, que no esmás que “una canchita” en San Juan y Sabattini, “un saloncito” enCorrientes y Carlos Pellegrini, y “un campito” más lejos, recientementeadquirido para la ocasión.
En la negociaciónnovale lágrimas. ¿Para qué llorar por algo que nosirve?, dicen algunos. Pero, pequeño detalle, habría quever cómo hacen con las cenizas que la familia del “Chueco” Alonsoderramó en la “Placita”, porejemplo, sin nombrar la cantidad devivencias que quedarán sepultadas bajo los escombros, vivenciasque no tienen precio, aunque seguramente valen mucho más que loscuatro millones y medio de pesos en quetasaron el lugar.
De todas maneras,lector, no se ponga sentimental porque ciertos políticos no trabajanpara los que utilizan demasiado el corazón. Son realistas, de lapeor de las realidades, la que sedibuja en números. Construyensobre la base de lo construido, buscan lo nuevo renegando de lo viejo yaspiran a los grandes cambios para la historia, aunque sólo seanedilicios y sin recursos buscadoscon antelación.
En ese sentido,vaya paradoja, la presentación del proyecto se hizo ayer en la SalaEva Perón, del Concejo Deliberante. Pobre Evita, si pudiera verque ahora las obras sólo se hacen a...