Arte de hacerse pendejos
Y es que es tal la cantidad de mexicanos dedicadosa la industria de la pirateria y cara de malo que, sin duda, quedarán muy pocos para cerrar la puerta de la magna penitenciaría que tendrían que construir para que metan ahí al gremio completo. Unacárcel de dimensiones monstruosas si, además, se pretendiera aplicar la ley de manera retroactiva a los consumidores de bienes de dudoso origen y categoría, siempre amparados en la máxima: no espiratería, son clones originales.
Es triste que, amparados en la cortina de humo del caso Paulette (terrible tragedia convertida en circo por el procurador Bazbaz de Peña nieto que, ha privilegiado laespeculación antes que la información, donde lo único que falta es que entrevisten al primo de una amiga de la cuñada de la señora Lisette, (sí, el mismo que padece de las hemorroides), los diputadosaprueben una iniciativa que para cumplirse a cabalidad quizá requiera de todas las fuerzas militares y policíacas que ahora ocupan su tiempo en la guerra contra el crimen organizado que se ha mediodesorganizado.
Auténtica provocación. ¿De veras el Poder Legislativo estaría dispuesto a sacrificar la heroica y patriótica cruzada de Calderón para entrar a Tepito que es más peligroso que catarbalaceras en Reynosa y Tampico? ¿En serio van a incluir en su lucha contra la piratería, entre tantas y tantas cosas hechas con auténtica imitación de vinil importado, los retenes piratas como dice OrtizJavier?
¿Y también atacarán la piratería de discursos, candidatos, que se da entre las distintas bancadas en San Lázaro, pero en particular en el fino arte de hacerse pendejos?
Entonces luego se...
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