Arte De Madar
ARTE DE OBEDECER
INTRODUCCIÓN
«El valor de una 'Empresa se
mide por la formación de los hombres que la integran».
López Rodó
Amigo lector: si por las circunstancias que te ha tocado vivir posees alguna experiencia del trabajoen una Empresa —entendiendo ésta en el sentido más amplio posible— es muy probable que compartas la opinión de que el éxito o el fracaso de la misma no está tanto en sus estructuras o en los medios materiales de que dispone, como en la calidad de las personas que la integran.
Y por éxito entendemos el que se alcanza en los aspectos económicos, en el logro de los objetivos técnicos y humanos, enla concordia entre los distintos grupos laborales, en las buenas relaciones entre jefes y subordinados, etc., etc.
Sin embargo debemos constatar que no siempre es halagüeña la experiencia de quienes se relacionan con el mundo de la Empresa. Y ello por fallo, en ocasiones, de los mandos —con repercusiones tanto más graves cuanto más elevado es el puesto que ocupan— o por fallo de lossubordinados. Fallo en determinados aspectos del arte de mandar o del arte de obedecer.
En determinados aspectos, insistimos, pues esos mismos mandos y esos mismos subordinados poseen, no raras veces, extraordinarios valores personales y profesionales bien si los consideramos desde otro punto de vista bien si los consideramos como individuos aislados. Son, como todo lo humano, mezcla de luces y desombras.
Pero, de momento, vamos a considerar las sombras.
Y para ello bastará mirarnos a nosotros mismos. O mirar a nuestro inmediato entorno. Descubriremos, si la verdad no nos asusta, no pocos «puntos débiles» en nuestra actuación o en la actuación de quienes —en puestos modestos o en puestos de categoría— trabajamos en la Empresa. He aquí algunos de ellos:
— carecemos de valor par defenderuna causa que sabemos justa pero que en aquel momento «no es político» —o no conviene para nuestra carrera— defender;
— postergamos indefinidamente la decisión sobre tal o cual asunto por pereza, por perfeccionismo, por temor a buscarnos complicaciones, sin caer en la cuenta de que a un jefe no se le puede pedir que acierte siempre, pero sí que decida cuando debe;
— a la inversa de loanterior: con manifiesta superficialidad decidimos precipitadamente, sin darnos cuenta de que los individuos, y los problemas con ellos relacionados, son mucho más complejos de lo que a primera vista parecen:
— tomamos medidas claramente desproporcionadas por un fallo involuntario y no tenemos reparo en hacer oídos sordos —arte de «no darse cuenta»— a infracciones verdaderamente graves;
— vemostorcidos propósitos en cualquiera que se nos acerca con críticas o problemas en lugar de con parabienes y adulaciones;
— suspicaces, nos mostramos especialmente sensibles al temor de ser engañados, como resultado de la falta de seguridad y confianza en nosotros mismos;
— carecemos de comprensión y sentido humano: si somos mandos tratamos a los súbditos más como cosas que como personas; sisomos subordinados nos mostramos implacables en nuestros juicios hacia los jefes, como si éstos no fuesen también hombres y, como tales, susceptibles de errores y debilidades, necesitados de benevolencia, de consejo, de ayuda, de perdón incluso;
— buscamos, cuando somos jefes, subordinados «cómodos» que no nos traigan problemas, olvidando que estamos allí precisamente para preverlos, conocerlos ysolucionarlos;
— nos esforzamos —seamos jefes o subordinados— por justificar, ante los demás o ante nosotros mismos, la equivocación cometida, en vez de reconocer nuestro error y, noblemente, rectificar;
— etc., etc.,... La relación podría continuar.
Por supuesto no es que todo esto se dé en todos. Incluso podemos admitir que lo más frecuente es que no se dé... Pero se da algunas veces....
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