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Las heridas no son habitualmente regulares ni en dirección ni en profundidad; los bordes pueden estar contusionados y con pérdidas. El primer aspecto que se impone es la limpieza del áreaentorno a la herida, y posteriormente esta misma. Una vez limpiada la herida, procedemos a extraer posibles cuerpos extraños incrustados en ella (bordes y labios). El interrogatorio al paciente nosrevelará las condiciones en que se produjo el traumatismo y el tipo de materiales causantes.
Una vez efectuados los pasos anteriores, preparamos la herida para la sutura. Hay que eliminar, recortandocon la tijera o el bisturí, esfacelos y otros tejidos muertos, de modo que el posterior cierre de la herida produzca una cicatriz lo más pequeña, regular y continua posible.
El refrescamiento de losbordes está indicado en dos situaciones principales: ante un cierto retraso en el tiempo de sutura, y ante heridas irregulares de diversa profundidad y que requieran, en consecuencia,una homogeneizacióny regularización de sus labios y bordes.
El refrescamiento podemos realizarlo con bisturí, efectuando un corte (preferiblemente continuo), en dirección longitudinal al eje de la herida, de modo quepueda producirse un abocamiento lo más simé-trico posible de ambos márgenes. El refresco no debe superar los 2 mm de ancho, y hay que tener en cuenta la tensión a la que se someterá al tejidocircundante al efectuar la sutura.
Drenajes
En las heridas de bastante profundidad, quirúrgicas o no, aparte de requerir sutura interna con materialabsorbible, será conveniente aplicar drenaje paradisminuir la posibilidad de que se desarrolle un absceso.
Debe introducirse desde el fondo de saco de la herida hasta unos 2 o 3 cm al exterior. Habrá que tenerbuen cuidado de no fijar el drenaje conalguno de los puntos de sutura, pues su retirada posterior secomplicaría.
Una vez evacuado el absceso debe retirarse el drenaje y permitir la definitiva cicatrización por segundaintención.
El control...
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