arte

David

El viento esta calmo y un plumerillo divaga por el aire circundante. Mientras transitamos el camino, se escucha un ruido ensordecedor a unos metros, nosacercamos y vemos que en el arroyo se forma una pequeña y diminuta cascada, suficiente para provocar un sonido continuo e hipnotizante. Acá nos quedaremospropuse y en el acto siguiente bien cerca del arroyo estábamos apreciando un pintoresco atardecer. Cuando el sol llegó a ocultarse, un tono rojizo dejó en las nubes quelo siguieron, es ahí cuando la noche se hacía presente y un grillo entonaba su canto a la vida, el agua no se quedaba atrás, dibujaba a su paso los sonidos quenos había hipnotizado y en ella nos perdimos en un trance de conexión con la naturaleza. En ese preciso momento el universo y yo éramos uno, danzando por losdiversos escenario que se me presentaba a cada segundo. A mi alrededor toda la paz de la noche se ponía en sintonía con mi ser, los perros jugueteaban entrando y saliendodel agua, los grillos como en un concierto sincronizado cantaban y en mis brazos iluminando la oscura noche, un sol vivazmente me miraba, a través de esa conexiónuna poderosa energía me elevaba bien alto por el cielo donde la danza se transformaba en un vuelo natural.
Es allí donde me di cuenta que la vida me regalaba unhermoso momento, donde teniendo en mis brazos a mi bella niña, no esperaba nada, solo sentía el momento, el atardecer, la calma de la noche, el canto de un grillo,el sonido del agua arrastrando mis penas, vaciándome y renovándome por completo llegando a un estado de pura felicidad, compartida y vivida de a cuatro.