arte
El montaplatos
De Harold Pinter.
Dirección: Andrés Lima
Traducción: Alberto San Juan
Intérpretes: Alberto San Juan y Guillermo Toledo
Ayudante de dirección: Laura Galán
Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan
Diseño de Iluminación: Valentín Álvarez
Diseño de sonido y música: Nick Powell
Producción: Joseba GilDocumentalista: Walter Scopherbill
Una producción de ANIMALARIO
Pero sí, en realidad hay mucho más a poco que se escarbe. Ben (Alberto San Juan) y Gus (Guillermo Toledo) son asesinos, que hacen el «trabajo sucio» que cualquier organización precisa, y no nos escandaliza. Son demasiado parecidos a nosotros, se conforman con el salario que tienen y aceptan sin rechistar las metodologías que laorganización fija, asumiendo las esperas, el tiempo inútil entre trabajo y trabajo… Han aprendido a obedecer mecánicamente sin hacerse preguntas. Son servidores del amo, de una autoridad invisible que está por encima de todo. No importa que las exigencias sean imposibles de satisfacer, ni excedan los límites de lo asumible, que no cesen nunca o que se conviertan en una espiral de demostración de poder porun lado y de mansa servidumbre por el otro. ¡Como si la vida no fuera otra cosa que obedecer! A Ben y a Gus les van llegando pedidos constantes y absurdos desde arriba y ni se plantean por un instante la posibilidad de desobedecer y no enviar nada, así que, sin reflexionar, registran sus bolsas de viaje y despachan su propia comida.
El espectador asiste a la obra mirando desde arriba, unaposición privilegiada que le permite observar a los personajes como si fuera un investigador dedicado a analizar el comportamiento humano cotidiano. El público ejerce su punto de vista mirando desde el exterior lo que ocurre dentro de esta especie de caverna de Platón en la que se desenvuelven los dos personajes, ciegos ante lo que sucede fuera del sótano, que solo ven las «sombras» que otrosproyectan. Dos hombres que se relacionan entre sí, donde uno dice tener inquietudes porque hace maquetas de barcos y el otro solo siente que su tiempo se lo come siempre una espera tras otra. Y de esos dos comportamientos surge la paradoja: el de los hobbies-inquietudes está plenamente satisfecho, libre de la menor curiosidad; a quien no tiene aficiones le llegan las dudas, las primeras preguntas en unpequeño atisbo de plantearse qué es lo que hace, la definición de unos límites morales que le despiertan ciertos remordimientos y la curiosidad por querer saber qué hay detrás de los trabajos que cumple para descifrar el puzzle completo. La propia espera suscita las preguntas de Gus a las que Ben responde con evasivas, con nuevas órdenes que se permite por ser el más veterano de los dos y, cuando yano puede más, con un fuerte grito de «¡Puta libertad!» que condensa el foco del problema, el de la libertad frente a la obediencia y sus mecanismos.
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Gullermo Toledo; actor, Andrés Lima; director y Alberto San Juan; actor. ©Andrés de Gabriel/Teatro Español
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La razón de la fuerza
De lo que habla El montaplatos es de una jerarquía oligarca y dominadora, impuesta por el...
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