Arte
Este libro que tiene en sus manos está concebido como un ensayo creativo en el terreno de la prosa de ideas. A la vez, es también «un texto de apoyo». ¿En qué sentido? Está concebido para que pueda servir como apoyo a la docencia de Teoría del arte, introducida como «materia troncal»(materia común u obligatoria) en los últimos años en los planes de estudio universitarios enEspaña. Pero está muy lejos de articularse como un «manual» o, mucho menos, como un «libro de texto», dos géneros que no me resultan demasiado gratos, por la tendencia que segregan(apartar u alejar una cosa de otra a la que pertenezca) a presentar los materiales escritos como elementos cerrados, como corpus dogmático que los estudiantes deben asumir de entrada (y con mucha frecuencia, también de salida).Por el contrario, he intentado desplegar un conjunto de materiales teóricos abiertos, que puedan servir de apoyo para una articulación personal de la docencia, pero, a la vez y en paralelo, para que cualquier estudiante pueda construir su propia vía de acceso, también personal, individual, al universo del arte. Con su transcendencia social y cultural, el arte es ante todo el resultado depropuestas individuales que sólo alcanzan su culminación cuando son asumidas como propias por otros individuos, que les dan nuevos y muy diversos sentidos.
Si esto es así en el plano de la práctica y la recepción artísticas, lo mismo deberíamos intentar en la teoría: proporcionar argumentos para que muy diversos individuos puedan construir o enriquecer su idea de lo que es el arte. Con ello no se quieredecir, sin embargo, que nos movamos en una línea de argumentos meramente ocasionales, singulares, cambiantes. No hay teoría sin pretensión de universalidad, y esa pretensión inspira desde el principio hasta el final este trabajo.
Pero se trata de una pretensión de universalidad conceptual no apriorística(conjunto de enseñanzas que defiende que se puede adquirir conocimiento acerca del mundo realsin recurrir a ningún tipo de experiencia) ni normativa, sino determinada por las continuas referencias concretas a la práctica y la recepción artísticas, así como al entramado teórico que ha acompañado y acompaña al arte en nuestra tradición de cultura. Y, además, abierta, en su voluntad de establecer una conversación crítica con cualquier lector. Para decirlo en pocas palabras: estamos en lasantípodas de una fundamentación metafísica, pretendidamente autosuficiente, de la teoría del arte.
El libro se sitúa en el marco de la filosofía, pero de una filosofía que se abre al diálogo con las nuevas formas de modulación humana de la experiencia, y al contraste y la determinación con ellas y con la argumentación conceptual no específicamente filosófica, ante todo con la que pro- viene delpropio universo del arte (artistas, críticos, comisarios o «curadores», instituciones), y también con la que proporcionan las diversas ciencias humanas en su conjunto. En este punto, me permito remitir a los Capítulos 1 y II de mi Imágenes del hombre. Fundamentos de Estética (Jiménez, 1986), en cuya estela epistemológica se sitúa este ensayo. Algunos planteamientos allí expuestos por vez primera,en el Capítulo III: «El universo del arte», particularmente en referencia a la crítica de arte, han sido retomados aquí y reformulados en un nuevo contexto.
Desde un punto de vista metodológico, hay un recurso continuo a la re-construcción de la genealogía de los conceptos y categorías que se han aplicado al arte a lo largo de nuestra tradición de cultura, para intentar así establecer un usoteórico más contrastado y profundo con las que ahora formulo y propongo. Este planteamiento genealógico intenta superar uno de los lastres más perjudiciales que todavía hoy sigue afectando con intensidad a nuestra idea del arte: el historicismo, que, con sus distintos matices, convierte lo histórico en filtro distorsionador, en marco de legitimación de etiquetas genéricas en las que se pierde la...
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