arte

De la imposibilidad y de la necesidad de la "memoria histórica" 1
Enrique Gavilán

Deseo empezar agradeciendo a la Asociación la invitación a participar en este
acto. Mi gratitud no es mera cortesía. Siento la máxima simpatía hacia la labor que lleva
a cabo la Asociación, y esta invitación me permite mostrar públicamente mi apoyo. El
proyecto de volver a hablar de los horrores de larepresión, tanto tiempo silenciados o
desfigurados, resulta esencial desde un punto de vista moral, político y psicológico. Al
trauma de la represión se han unido la mentira y el silencio, intensificando sus efectos
sobre la sociedad española. El hecho de que en los últimos casi treinta años la Guerra
Civil haya sido un tabú en el debate público ha tenido consecuencias de cuya seriedad
no somos deltodo conscientes. El silencio forzado, esa segunda forma de represión, en
cierta medida más insidiosa, ha agravado la herida. Se nos ha dicho que vivíamos en
una sociedad sana y nos lo hemos creído, poco o nada conscientes del trauma que albergamos en el centro de nuestra historia.
Pero además de apoyar como ciudadano esta iniciativa, la tarea de recuperación
me afecta también en mi propioámbito profesional. El proyecto plantea cuestiones que
son vitales para el historiador. Probablemente sea ésta la razón de que se me invitara a
participar en estas jornadas.
Vivimos un momento de profunda crisis de la historia. No es este el lugar de
analizar las manifestaciones y las posibles causas de esa crisis, tan solo me interesa destacar un rasgo: su trivialización. La historia ha quedadoreducida a su dimensión monumentalista, que es al mismo tiempo la más conservadora. Hoy en día el principal uso
público de la historia es el conmemorativo: la celebración de toda clase de centenarios y
aniversarios, o mejor dicho, de una sola clase. Pero de forma paradójica, justamente la
obsesión conmemorativa, tan del gusto del gobierno del Partido Popular, pone de manifiesto la falta deinterés real de nuestra sociedad por la historia. Si se leyeran con normalidad los trabajos de los historiadores, y los resultados de sus investigaciones estuvieran
presentes en el debate público, resultaría innecesaria tanta conmemoración.
Frente a ese panorama en que la historia se trivializa a la medida de los deseos
de toda clase de autoridades, la lucha contra el olvido de la represión dignificael estudio
del pasado, devuelve al trabajo histórico el sentido crítico que pudo tener en otro mo1

En Emilio Silva y otros (eds.), La memoria de los olvidados. Un debate sobre el silencio de la represión
franquista, Valladolid, Ámbito, 2004, pp. 55-65

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mento. Como decía Kundera, la lucha contra el poder es ante todo la lucha de la memoria contra el olvido.
Por otra parte, larecuperación de la memoria histórica plantea cuestiones esenciales de teoría histórica, el ámbito que me interesa profesionalmente, y en el que voy a
centrar mi intervención; obliga a abordar, entre otros, el problema de los límites de la
memoria, el presunto silencio de la historia sobre el mal, los límites de la representación, y más en general la necesidad de hablar del pasado y las barreras con quenos encontramos a la hora de recuperar ese pasado y representarlo. 2
En otras circunstancias trataría esos problemas con la frialdad distanciada que se
le supone al teórico pero en este caso me veo obligado a verlos de otra manera. La necesidad de sacar a la luz la doble represión del fascismo reviste las cuestiones teóricas de
una dimensión moral, que impide mirarlas con distancia. Así quecuando en lo que sigue plantee objeciones al proyecto de recuperar la memoria histórica (sobre su conveniencia, incluso su necesidad, no tengo duda alguna), me las estoy planteando en primer
lugar a mi mismo. Precisamente por los dilemas en los que me muevo, pocas veces me
había encontrado con tantas dificultades para articular mis ideas en un discurso coherente. En cierta medida me ha...