Artes
Yimel Díaz Malmierca
Y si Dios fuera mujer?
El arte, fin supremo de la belleza, fue, durante demasiado tiempo, un terreno vedado a las mujeres. Su producción y consumo solía ser un espacio donde se gestaba y reproducían maneras masculinas de ejercer el poder relegando lo femenino al rol de musa inspiradora o pasiva receptora. Sololas más afortunadas podían acercarse desde las posturas de coleccionistas o para “subvencionar artistas”.
Notables son los ejemplos de las trágicas Catalina (Florencia, 1519-1589) y María de Médicis (Florencia, 1573-1642), quienes intentaron hallar en el mecenazgo una forma de reforzar la frágil autoridad de sus gobiernos. Nada pudo evitarles el descalabro político en medio de una Europa hostily belicosa, pero al menos consiguieron legarnos una excelente colección de arte, parte de la cual hoy se expone en Florencia y se suma a la gestada bajo el mandato de otras majestades como Cleopatra, Isabel de Farnesio e Isabel la Católica, también mecenas y promotoras de las artes.
No fue hasta finales del XIX, cuando las obras de arte dejaron de ser encargos de quienes podían costearse taleslujos, que la mujer comenzó a ser considerada “protagonista del hecho artístico”. Pero su verdadera faceta creadora prosperó en el Siglo XX con la consolidación del mercado moderno de estas expresiones humanas y el auge de corrientes que daban cabida a auténticos procesos de creación cultural.
Pero el verdadero lugar de la mujer en las artes continua siendo un tópico pendiente. La Historia delArte, como la de casi toda la Humanidad, ha sido escrita mayormente por hombres y para hombres, por eso no es fácil documentar y explicar la evolución de las mujeres dentro este espacio del saber y el sentir humanos.
Pero estos son tiempos que compulsan y quizás por ello el 2010 comenzó en España con la inauguración de una muestra titulada Creadoras del siglo XX. Organizada por el Museo deBellas Artes de Granada, en el Palacio de Carlos V, la exposición se propuso una mirada retrospectiva al tema y partió de la tesis de María Oropesa, una de las curadoras quien opina que la mujer creadora "ha estado olvidada dentro del mundo del arte al contrario que el hombre".
Las obras reunidas abarcaron el periodo comprendido entre 1879 y 1971 e incluyó piezas de Olga Sacharoff (Rusia,1889-1967); Maruja Mallo (España, 1902-1995); María Blanchard (España, 1881-1932); Maria Helena Vieira da Silva (Portugal, 1908-1992 ); Tamara de Lempicka (Polonia, 1898-1980); Frida Kahlo (México, 1907-1954); Carmen Calvo (España, 1950); Carmen Laffón (España, 1934); Soledad Sevilla (España, 1944); Ouka Lele (España, 1957); Cristina García Rodero(España, 1949) y Gertrudis Rivalta (Cuba, 1969), entreotras.
El caso cubano
En las artes plásticas cubanas, como en el resto del mundo, es notable la ausencia de figuras femeninas en todas las expresiones artísticas más académicas. La explicación no radica, claro está en falta de talento, sino en otras varias razones entre las que se jeraquiza el discriminatorio acceso a las escuelas de arte, sitios reservados para la juventud adinerada,preferentemente masculina.
Esta razón nos concede a las cubanas un tratamiento similar a las del resto del mundo, solo nos diferencia el entorno tropical donde se nos “dibuja” y el posible protagonismo femenino entre el diverso universo simbólico que permitiría legitimar en las artes la más auténtica cubanía: “El rostro ira afinando el óvalo. Los labios gruesos, en contraste con los ojos dibujados, bienabiertos, la mirada perdida hacia ninguna parte y el pelo que enmarca el óvalo. Atrás, la indicación de unos árboles, síntesis de un paisaje. Estamos ante la Gitana tropical”, dice Graziella Pogolotti, en su artículo El camino de los maestros, al referirse a esa emblemática obra de Víctor Manuel, uno de los pintores cubanos más destacados de la primera mitad del siglo XX.
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