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Si las FARC no asumen la responsabilidad que les cabe en este conflicto y les dan la cara a las víctimas como lo prometieron haceun año en una declaración que ya nadie recuerda, este proceso de paz seguirá languideciendo hasta morirse.
Aclaro: nunca he creído que este conflicto se pueda simplificar tan fácil como lo impone eldogma uribista según el cual las FARC son las únicas responsables de esta guerra. Yo, que he sido víctima del narcotráfico y de sus alianzas con la política, y de la que se fraguó entre elparamilitarismo, militares y dueños de tierras a finales de los ochenta, sé cuán grande es la responsabilidad que les cabe en esta guerra al Establecimiento y a las elites políticas, militares y económicas deeste país. Y créanme: no pasa un día sin que sienta el peso de un Establecimiento autista que se niega a asumir su cuota de responsabilidad.
Dicho lo anterior, es lamentable que las FARC, luego de tresaños de negociaciones, sigan sin asumir su responsabilidad en esta guerra e insistan a través de sus declaraciones y discursos en no darle la cara a las víctimas con el argumento de que ellos sonvíctimas y no victimarios. Ese discurso deshumanizador, tan simplista como el del uribismo, queda claro en la carta que Iván Márquez le envió en días pasados al procurador Alejandro Ordóñez, en respuestaa otra que el jefe del Ministerio Público le envió a las FARC advirtiéndoles que la Comisión de la Verdad no puede ser un camino para la impunidad.
Márquez no solo se abalanzó en ristre contra elprocurador en esa carta, sino que lo emplaza como representante de ese Estado opresor a que vaya a la Comisión de la Verdad a explicar sus silencios. “Allá queremos oírlo a fin de que le cuente al...
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