Articulos Freud

Sobre el psicoanálisis “silvestre” (1910)
Se presentó en mi consultorio, acompañada por una amiga en papel de protectora, una dama de mediana edad que se quejaba de estados de angustia. La ocasión del estallido había sido su separación de su último esposo; pero indico que le había acrecentado mucho después de consultar a un joven médico. Este le había dicho que la causa de su angustia era suprivación sexual, que para recuperar su salud: regresar junto a su marido, tomar un amante o satisfacerse sola.
Desde entonces tuvo el convencimiento de que era incurable, pues no quería regresar junto a su marido, y su moral y religiosidad le vedaban los otros dos recursos. Acudiendo a mi porque ese médico le dijo que se trataba de un descubrimiento que yo había hecho. La amiga de aparienciaenfermiza, me conjuro para que asegurarse la paciente que el medico estaba en un error.
Una experiencia de muchos años me ha enseñado –como podría habérselo enseñado a cualquier otro- a no dar por verdadero sin más todo cuando los pacientes, en particular los neuróticos, refieren acerca de su médico. En cualquier tratamiento, el medico de enfermos nerviosos no solo deviene fácilmente el objeto queapuntan múltiples emociones hostiles del paciente; muchas veces tiene que resignarse a asumir la responsabilidad de los secretos deseos reprimidos de los neuróticos.
Tengo derecho a esperar un informe tendencioso desfigurado de las manifestaciones de su médico, y que cometería una injusticia contra este si anudara a su caso mis puntualizaciones sobre el psicoanálisis “silvestre”. Pero haciéndoloquizás impida a otros inferir daño a sus enfermos.
Supongamos que el médico dijo exactamente lo que la paciente informo. Si se ve precisado a tratar un tema de la sexualidad, tiene que hacerlo con tacto y consideración, requerimientos a ciertos preceptos técnicos del psicoanálisis; y además, este médico habría desconocido o entendido mal una serie de doctrinas científicas del psicoanálisis, mostrandocuan poco avanzo en la compresión de su esencia y propósitos.
Conocemos por los errores mencionados en segundo término, los científicos. Los consejos permiten discernir con claridad el sentido que atribuye a la “vida sexual”. Este médico no puede ignorar que suele reprochársele al psicoanálisis extender el concepto de lo sexual mucho más allá de alcance ordinario. Concepto de lo sexual comprendemucho más; también imputamos a la “vida sexual” todo quehacer de sentimientos que brote de las emociones sexuales primitivas, aunque experimenten una inhibición de su meta originalmente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual. Por eso preferimos hablar de psicosexualidad.
Sabemos una insatisfacción anímica puede estar presente donde no falta un comercio sexual normal, y comoterapeutas tenemos en cuenta que el coito u otros actos sexuales permiten descargar una mínima medida de las aspiraciones sexuales insatisfechas, cuyas satisfacciones combatimos bajo su forma de síntomas neurótico.
Quien no comparta esta concepción no tiene derecho a invocar los principios doctrinarios del psicoanálisis. Sin duda habrá simplificado mucho el problema mediante su unilateral insistencia enel factor somático dentro de lo sexual, pero tiene que asumir total responsabilidad.
Los consejos de nuestro médico dejan un segundo malentendido. Es cierto que el psicoanálisis una insatisfacción sexual es la causa de las afecciones neuróticas. Es evidente que muchos de los estados neuróticos, las llamadas neurosis actuales dependen de los factores somáticos de la vida sexual, al tiempocarecemos una representación sobre el papel del factor psíquico y de la represión.
En tales casos el médico tiende de primera intención a aplicar una terapia actual, a alterar el quehacer somático sexual y lo hará con pleno derecho si su diagnóstico fue correcto. No todo el que padece angustia tiene necesariamente una neurosis de angustia, es preciso saber que fenómeno constituyen una neurosis de...