Articulos Ilona Llega Con La Lluvia
En mayo de 1931, un mes después de la proclamación de la Segunda República, se puso en marcha el Patronato de Misiones Pedagógicas con el fin de combatir la secular falta de instrucción del pueblo español. De este modo, un nutrido grupo de voluntarios, en su mayoría maestros, se aprestó a recorrer los parajes más remotos de la geografía patria portando libros,gramófonos, proyectores, teatros de guiñol e incluso pequeños museos ambulantes con copias –reproducidas expresamente para la ocasión– de los grandes maestros del Prado. El proyecto de las misiones, con todo, no fue más que la cristalización de un antiguo propósito que acumulaba dos décadas de retrasos y que puso de manifiesto, una vez más, la relevancia de la voluntad política en el bienestar deuna nación.
Tras el éxito de Los príncipes valientes, libro de tintes autobiográficos que evocaba su infancia en Sant Adrià de Besòs, Javier Pérez Andújar recrea en su segunda novela la malhadada historia de las Misiones Pedagógicas, esa iniciativa con la que el gobierno de la República trató de regenerar un país en bancarrota cultural. Todo lo que se llevó el diablo es, pues, una novela colectivacuyo protagonista principal –llámese hilo conductor– son las Misiones Pedagógicas de la Segunda República. De esta forma, el libro no responde sensu stricto a una trama central sino que va presentando, como quien desgrana los entresijos de la Historia, una constelación de personajes cuyos destinos se cruzan y dibujan el rostro exánime de la República. En la novela comparece, junto a una sucesiónde personalidades inventadas, un plantel de nombres ilustres como Manuel Azaña, Federico García Lorca, Gonzalo Menéndez Pidal o el lingüista Tomás Navarro Tomás y su asistente Alonso Zamora Vicente, que recorren los lugares de España para dejar constancia de su riqueza dialectal.
Como toda obra coral, la narración presenta constantes cambios de escenario, así como frecuentes elipsis y replieguestemporales. A lo largo del libro asistimos a los preparativos del viaje –en que se muestran las vicisitudes de los voluntarios que más adelante han de formar la misión que sirve de pretexto a la historia– así como a breves excursos a épocas modernas en que de un modo u otro se recupera el aliento de las misiones. Tras distintas peripecias los personajes principales confluyen –en septiembre de 1935,cuando el gobierno de la ceda ha recortado a la mitad el presupuesto del Patronato– en un paraje sito en la sierra de la Culebra, provincia de Zamora, que ofrece tal espectáculo de miseria que la llegada de libros parece, a pesar del alborozo con que los recibe el maestro rural, un sarcasmo del destino. Allá se desplazan dos maestros –Maruja Quintana y Reposiano Guitarra, protagonistas de unaescena de alto voltaje erótico–, la estudiante de magisterio María Luisa Pickman y el dibujante cordobés Leandro Arcos Paulín, que oculta su verdadera profesión y ejerce de chófer de la comitiva. A ellos se suman el hijo de un fabricante de conservas, Espiridión González, que viaja en una Triumph negra por su cuenta, así como dos descendientes de una antigua estirpe de loberos, que coinciden en lasierra por pura casualidad: Velasco Flaínez en busca de su tío Orfilio, el último familiar que le queda; y el propio Orfilio, hombre de muy malas pulgas que tras veinte años desaparecido vuelve por esos lares para ocultarse de la ley.
El libro abunda en episodios memorables, como el del aparecido Delfín, que se obstina en que está vivo frente al inquebrantable escepticismo de sus vecinos –incluida suesposa Damasia– que pretenden lo contrario e insisten en darle cristiana sepultura, para su natural desespero: “¡Es que esto ya no hay quien lo aguante! ¡A la que me descuido, hala, ya queréis meterme en la tumba!” O ese otro en que el diputado por el Bloque Agrario Lamamié de Clairac manifiesta en las Cortes la inutilidad de las Misiones, dado que “no se puede enseñar a quien no sabe”,...
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