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Semana santa, personas comunes.
El domingo de resurrección decidí ir al parque de la Basílica de Esquipulas a tomar algunas fotos, cuando llegué vi enla entrada a un tumulto de gente en círculo que parecían observar algo. Me acerqué y vi que en el centro había un niño que ya había visto allí en otras ocasiones. Esun niño como de diez años que tiene un problema en las piernas y tiene una gran dificultad para caminar sin las muletas. El niño pide limosna en el parque junto asu mamá y nunca está quieto, sus deficiencias físicas no controlan su hiperactividad, se la vive jugando y riendo.
Por eso estaba toda esa gente allí, observándolojugar hasta que el niño se sintió incómodo y se quedó quieto. Se movió para otro lado y toda la gente lo siguió sin deformar el círculo. Se fue hacia donde su mamá ytoda la gente lo siguió y los rodeó a los dos. Yo observaba extrañado, era una escena muy pintoresca.
Por alguna rara razón, toda esa gente creía ejercer sumisericordia al contemplar a aquel niño y su madre con lástima. Una señora le preguntó a la madre cuáles eran sus necesidades y ella comenzó a contarlo todo; la genteescuchaba muy atenta y a todas las desgracias les brindaban una cara compungida y sus manos empuñadas parecían golpearse el pecho al ritmo de un “por mi culpa, por miculpa, por mi gran culpa.”
Fui a tomar las fotos que quería y cuando de regreso volví a pasar por allí, quedaba poca gente, la madre del niño seguía hablando, mientrasél jugaba sentado. Una por una se despedía cada persona y les deseaban lo mejor y les daban su bendición. Tenían que irse, la misa estaba a punto de comenzar.