Asamblea Constituyente
Chile se encuentra hoy en una encrucijada histórica ineludible, un trance que no podemos dejar de lado. Estamos entrando a unanueva época en múltiples aspectos, y tanto la razón como la fuerza nos exigen adecuarnos oportuna y eficazmente a esos cambios que ya se vislumbran. No podemos permanecer a ciegas sentados o derodillas ante el pasado. Debemos ponernos de pie y avanzar aceleradamente, sabiendo que el tiempo requiere de nuestra colaboración para llevarnos al progreso.
Las cosas no suceden porque sí, o sin causa,sino que cada efecto tiene necesariamente una consecuencia. Aunque esto parezca tan obvio, no todos lo comprenden a cabalidad, de manera que hay personas que no miden las consecuencias inmediatas desus actos, y proceden de un modo absolutamente irresponsable y errático. Esta actitud es típica en la derecha chilena, que cree ciegamente que representa al país entero, y se cierra a dimensionar larealidad social objetiva y nítidamente, aun cuando la gente grita lo contrario a su pensamiento. Es una derecha tan pertinaz y rancia que no se puede esperar nada de ella, excepto que por la fuerza seabra a considerar siquiera un ínfimo aspecto de la realidad social y política.
Esta derecha, parte de la cual domina el gobierno y la política actual, apoyó sínicamente a un dictador en el pasado, yhoy pretende hacernos creer que comulga con la democracia plena. No es posible servir a dos señores. La derecha está convencida de que en aquel tiempo el apoyo al tirano era instrumental a ciertosfines, como la construcción o reconstrucción de la institucionalidad política y económica, el restablecimiento de la democracia y otros paradigmas que solo ella comprende.
En aras de esos fines,aprobó casi unánimemente la Constitución de 1980, creyendo que el futuro comenzaba ese año, y que jamás cambiaría un ápice el statu quo que ella imponía mediante esa Carta. Impuso un injusto sistema...
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